Mono_loco
Membro Platinum

Para ganarle a un mono necesitás un cerebro prestado?

To beat a monkey do you need to resort to a borrowed brain?

Chaaau ...

Los tramposos abundan y son cada vez más sofisticados. Aunque el sitio los combata con la mejor tecnología jamás podrá controlarlos, son los tramposos quienes dominan el sistema, porque, precisamente, auxiliada por la tecnología, la mediocridad reinante en nuestros días se regenera y multiplica permanentemente (incluso, muchos que, en principio, no son mediocres, muchos que tienen su talento, optan por la trampa, justificando su bajeza con el pretexto de que es un ardid al que todo el mundo recurre de vez en cuando). ¿Por qué no ser tramposo si “hecha la ley hecha la trampa”? Ser tramposo es ventajoso: en los hechos logra éxito inmediato en los resultados y admiración en la gente, mientras la misma ley que transgrede le garantiza un ilimitado beneficio de la duda aunque la evidencia sea abrumadora; dentro y fuera de la pantalla, el sistema es un estimulante criadero de narcisistas mimados. En la cultura posmoderna la honestidad ya no se considera una virtud y ha sido rebajada a patético atributo de imbéciles. El pragmatismo del tramposo se celebra, la indignación del honesto se condena: al tramposo se lo protege, al honesto se lo desampara. La verdad es triste, pero irremediable: los homínidos evolucionados son especialistas en la hipocresía: no castigan a los tramposos, castigan a quienes no saben disimularlo. Desgraciadamente, mi intelecto rudimentario me impide convertirme en uno de ellos.

Cheaters are plentiful and increasingly sophisticated. Even if the site fights them with the best technology, it will never be able to control them, it is the cheaters who dominate the system, because, precisely, aided by technology, the mediocrity that reigns today is constantly regenerated and multiplied (and this is also seen in many who, in principle, are not mediocre, many who have their talent, but choose to cheat, justifying their lowness with the pretext that it is a trick that everyone resorts to occasionally). Why not be a cheater if "the law is done, the cheat is done"?. Being a cheater is advantageous: in fact he achieves immediate success in the results and admiration in the people, while the same law that he transgresses guarantees him an unlimited benefit of the doubt even if the evidence is overwhelming; on and off the screen, the system is a stimulating breeding ground for pampered narcissists. In postmodern culture, honesty is no longer considered a virtue and has been downgraded to a pathetic attribute of imbeciles. The pragmatism of the cheater is celebrated, the indignation of the honest is condemnable: the cheater is protected, the honest is abandoned. The truth is sad, but irremediable: evolved hominids are specialists in hypocrisy: they don't punish cheaters, they punish those who don't know how to hide it. Unfortunately, my rudimentary intellect prevents me from becoming one of them.

Muevo los trebejos con escaso mérito, y las teclas con mayor virtud.

I move the chessmen with little merit and the keyboard with greater virtue.


gabinetedubateleur.blogspot.com


As Groucho Marx would say:

I can talk like a fool and look like a fool, but don't be confused with me, indeed I am.

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El escorpión y la rana

(adaptación de una fábula del folklore africano)

 

A orillas del Níger vivía una rana muy generosa. Cuando llegaba la época de las inundaciones (que por cierto a ella la favorecían) ayudaba a otros animales a cruzar el río y alcanzar un elevado montículo de tierra, salvándolos de una muerte segura por ahogo o aislamiento.

Pudiendo sacar ventaja de la necesidad de los demás en circunstancias tan desiguales, no lo hacía, cargaba sobre su espalda a pesados ratones e incluso moscas nutritivas, que quedaban indefensas ante su lengua ya que con las alas mojadas no podían volar.

Aprovechándose de su nobleza, cierta vez un escorpión varado sobre una piedra resbalosa suplicó a la rana le salvara la vida. El impulso de la rana era salvarlo, pero ella no era una rana tonta, no era rana de fábulas europeas, no era un príncipe convertido en rana, ella era una rana-rana de realidades africanas, una rana que había sobrevivido a miles de calamidades, curtida por privaciones y desencantos, privaciones y desencantos que sin embargo no la habían resentido contra sus enemigos naturales ni insensibilizado ante la desgracia que a otros animales les tocaba (aun cuando las circunstancias obrasen a su conveniencia).

Precavida, dijo al escorpión que imploraba su auxilio: - Tú siempre quieres hacer daño, ahora que estás en aprietos buscas mi lástima, pero si te cargo sobre mi espalda me clavarás tu arpón traicionero y acabarás con mi vida.

A lo que el astuto escorpión respondió: - Oh, no seas cruel conmigo, rana (ofendiéndose, y tratándola con soberbia cuanto más la necesitaba), piensa con sentido común nuestra hermandad ante las circunstancias… Si yo te doy muerte dependiendo de ti para salvarme, al matarte y perder tu apoyo me ahogaría. ¿Eso sería estúpido de mi parte, no es cierto?, ¿qué clase de animal le haría daño a otro animal de cuya vida necesita para no morir?

La rana todavía dudó un poco, pero entendió que el razonamiento del escorpión era irrefutable, entonces se descargó de prejuicios y cargó sobre su espalda la amenaza latente.

En aquella travesía (de la piedra resbalosa hasta la orilla segura) el Níger estaba especialmente torrentoso y revuelto, pero la rana, hábil y valiente, lograba sortear los remolinos que los succionaban hacia el fondo barroso –del que jamás regresarían si la rana se rendía y dejaba de nadar–. Ya surcaba victoriosa el último remolino…, la salvación de ambos estaba a metros del escollo final…, cuando la espalda de la rana fue martirizada con el veneno del escorpión. Los calambres paralizaron sus vigorosas patas..., la mirada se le obnubiló...

En un último esfuerzo, antes de que el remolino los tragara, la rana preguntó desconcertada:

- ¿Por qué hiciste eso?, al envenenarme a mí, tú también morirás.

- No pude evitarlo, es mi naturaleza (contestó el escorpión).

- Oh, sí… (ya exánime, con tristeza murmuró la rana), de alguna manera también es la mía...

Y juntos desaparecieron en las profundidades de sí mismos.-