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El final de partida que todo principiante debería conocer

El final de partida que todo principiante debería conocer

louisathomas
| 101 | Finales

El ajedrez es un juego de posibilidades dramáticas.

En unos pocos movimientos, el número de posiciones potenciales es de varios millones. Pronto, hay más permutaciones de las que un humano podría contar en toda su vida. Esto es bien sabido; a veces se ha dicho que hay más movimientos de ajedrez que moléculas en el universo. Aun así, siempre me sorprende. Incluso cuando los jugadores siguen la teoría durante 20 movimientos, lo más probable es que, en algún momento, alguien haga un movimiento nuevo.

Durante cientos de años, las partidas han llevado codificada la misma doble hélice de lógica (jugada conectada a contrajugada). Pero, inevitablemente, aparece una mutación.

Pero, a pesar de lo inimaginable que es el inmenso potencial de cada partida, lo que más me sorprende es lo rápida, predecible y naturalmente que se resuelven las partidas. Se cambian piezas, se libran casillas, se simplifica la posición. En cuestión de varios movimientos, tienes una posición que la mente puede evaluar completamente. A partir de algo original surge algo que cualquier ajedrecista normal ha visto antes. Un rey blanco, por ejemplo, con un peón y una torre blancos; un rey negro y una torre negra.

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No solo resulta familiar esa posición, sino que es fácil para un buen ajedrecista mirarla y ver si está ganada, perdida o empatada. Puede reconocer los patrones en la posición de forma intuitiva, sin necesidad de hacer cálculos laboriosos. Puede saber inmediatamente si ha alcanzado cierta posición con buen juego, en cuyo caso las negras no serán capaces de evitar que corone el peón. La configuración es tan estándar que incluso tiene un nombre, la posición de Lucena.

Si puede alcanzar esa posición, la partida está prácticamente ganada. La historia se reafirma por encima de la arbitrariedad.

La idea básica es que el peón blanco ha avanzado a la séptima fila, pero su propio rey le bloquea la casilla de coronación. Mientras tanto, la torre blanca separa al rey negro del peón como mínimo una columna, mientras que la torre negra está en la columna al otro lado del peón. Siempre y cuando el peón no sea un peón de torre, las blancas pueden usar su torre para escudar al rey de jaques usando un método conocido como "construir un puente".

Si se cambian las torres, el peón blanco coronará con facilidad.

Pocos jugadores descubrirán este método sobre el tablero. En lugar de eso, lo aprenden, igual que se puede aprender la oposición o la Catalana. El pasado guía el presente. Las técnicas probadas se pueden estudiar. Los espíritus de los antiguos ajedrecistas son generosos; sus lecciones perduran. Al menos esa es la idea.

Excepto en mi caso. Lucena no ha sido un espíritu amable, sino más bien un fantasma que me atormenta.

Una vez me pasé más de una hora sentada a la mesa de la cocina con una torre y peón contra torre tratando en vano de vencerme a mí misma. El fantasma de Lucena se reía despiadado. No solo he tenido dificultades transformando la posición de Lucena en una victoria a la hora de jugar, sino que he llegado a perder la torre y, con ella, la partida. He confundido a Lucena con su primo de torre y peón, Philidor. He querido correr y esconderme en el momento en que mi oponente ha abandonado.

Pero no puedes esconderte de un fantasma.

"¿Quién fue Lucena, a todo esto?" Me pregunté un día, tras un encuentro especialmente frustrante con la posición de Lucena. Su nombre era Luis Ramírez de Lucena. Su libro,  Repetición de Amores y Arte de Ajedrez con 101 Juegos de Partido, se publicó en Salamanca, España, circa 1497. 

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Imagen: Universidad de Carolina del Norte

Es el libro de ajedrez más antiguo que ha sobrevivido hasta la fecha y uno de los menos conocidos. Solo quedan unos pocos ejemplares. Se escribió cuando las reglas del ajedrez se estaban codificando en la forma moderna y, al parecer, está plagado de errores. Además, según sugieren muchos comentadores, buena parte del libro era un plagio de otro más antiguo que se ha perdido. En lugar de acabar con el poder que Lucena tenía sobre mí, mi investigación solo volvió al hombre más misterioso.

Lo que es más, el libro de Lucena no incluía la posición de Lucena. Esta posición apareció por primera vez en el libro de Alessandro Salvio Il Puttino, publicado en 1634.

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Imagen: Wikipedia

Quizá eso tenga sentido. Al fin y al cabo, cada partida es un falso eco de otra partida anterior. Hay algo de seductor en ello para mí, la promesa de tomar algo antiguo y renovarlo. Puedo seguir un camino y crear el mío propio.

Pero no hasta que aprenda la posición de Lucena.


Puedes practicar la posición de Lucena contra el ordenador de Chess.com en este problema. 





nullLouisa Thomas es una escritora estadounidense, autora de dos libros (entre ellos, Louisa: The Extraordinary Life of Mrs. Adams), es contribuidora frecuente de NewYorker.com, fue escritora y editora en Grantland.com, y está "obsesionada" con el tenis y el ajedrez. Puedes seguirla en Twitter

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