
La distorsión de la valoración numérica del módulo
El valor de las piezas en ajedrez es una de esas cosas que dan seguridad a quien está aprendiendo o a quien no es un experto. El peón vale 1, las piezas menores 3, las torres 5 y la dama 9. Luego empiezan las excepciones: la pareja de alfiles vale más que la pareja de caballos (7-6?) pero no en todas las posiciones. Es cierto que la pareja de torres puede valer más que una dama, pero no está tan claro que una dama valga tres piezas menores. A menudo incluso sacrificar una dama por una torre y una pieza menor bien situada puede ser un momento para darle la vuelta a la partida.
Otra de las cosas que nos despistan mucho son las valoraciones del módulo: a partir de +0,5 podemos hablar de "ligera ventaja", si llegamos a +1,5 se habla de "ventaja" y después de +2.5 parece que la ventaja es decisiva y que con un juego correcto y sin errores de bulto la partida se gana. Y es así, pero a veces olvidamos que varios errores pequeños, o varias imprecisiones cuentan como un error grande, o que no hace falta dejarse una pieza para perder definitivamente la partida o la ventaja.
En una partida que jugué ayer me encontraba muy cómodo en esta posición después de 27... Qxe5:
Tenía un peón de más, un peón en séptima y un rey más seguro que el de mi rival. Me habían jugado una defensa rara (1. e4 b6) y había sabido hasta este momento sacar provecho de ello, ocupando el centro y lanzando un ataco sobre el flanco de rey antes de que mi rival pudiera enrocar. Tras sólo 16 jugadas el módulo me daba +9 a pesar de que el material estaba igualado. Tras once jugadas llego a la posición del diagrama, donde a pesar de que he ganado un peón mi ventaja ha descendido a +5.42.
Mi sensación en ese momento era que debía de estar mejor que mi rival pero sabía que había perdido la ocasión de ganar más material. Además ese peón negro en d3 no me gustaba para nada. Después de 27... Qxe5 se me ofrecía un cambio de damas que me parecía que iba a ser el final de mi ataque y de mi posición ventajosa, así que a partir de ahí empecé a pensar dónde situarla. La dama negra y el caballo estaban bien centralizados y me quitaban las mejores casillas (g7, g3, d2, e3). Como también me preocupaba el salto del caballo a b2, con amenaza a la torre y defensa del peón de d3 pensé que mi dama iba a estar bien en c1. En pocas jugadas habría podido expulsar al caballo de su buena casilla y probablemente eliminar el peón de d3 de alguna manera, consolidando mi ventaja. Sabía que en ese momento era una jugada pasiva pero confiaba en que mi buena posición un poco "jugaría sola" a mi favor.
Cuál fue mi sopresa cuando después de la partida vi que no sólo el cambio de damas era la jugada correcta, sino que en ese momento el módulo valoraba de manera increíble mi posición (+5.42) y que 28. Qb1 me había hecho perder toda mi ventaja a pesar de no perder material o de no llevar a ningún truco táctico que me lo hiciera perder. Pocos movimientos después era yo el que estaba en problemas y con poco tiempo cometí ya varios errores que me llevaron a la derrota.
He aprendido varis cosas de esta partida. La primera es lo "frágil" que puede ser una posición ganadora y cómo hay que seguir jugándola de manera activa para no perderla. Si tienes una ventaja de +5.5 no significa que una jugada que no pierde material basta para mantener esa ventaja. A veces la sensación (numérica o no), es que cuando tenemos una buena ventaja basta no dejarse piezas para mantener esa ventaja pero no es así. Un simple error estratégico o de valoración de la posición puede hacer que todo se vaya al traste y haya que comenzar de nuevo a construir una ventaja decisiva. La segunda es que todos los mantras del ajedrez tienen una serie infinita de excepciones. Cambiar damas en esta posición era lo mejor que se podía hacer y yo quise mantenerlas porque tenía miedo de perder mi ataque. Al final lo que perdí fue la partida.