
Ajedrez, un deporte que no llama la atención.
¿Por qué el título? Porque así es. Hay gente que juega, se hacen torneos, incluso a nivel mundial y hasta puedes ganar una buena pasta. Pero en comparación al resto de pasatiempos que tiene la gente en general, el número de personas jugando ajedrez es muy bajo, sobre todo en Sudamérica, Centroamérica, México y en muchos países del mundo(o del tercer mundo, más bien dicho). Lamentablemente, muchas personas ven a este juego como algo para sedentarios, para personas de carácter abstraído, o para viejos alimentapalomas de los parques. Pero todo esto no tiene porqué ser así. Como en cualquier otra clase de pasatiempos, uno mismo y la gente, tiene el poder de darle un carácter más ameno a las cosas. El ajedrez es una herramienta de socialización, que favorece la integración, ya que no importa la edad que tengas, ni dónde hayas nacido...ni siquiera tu idioma. Y no hay que ser un experto ni mucho menos. Porque el ajedrez no se trata de ganar solamente, sino de pasar bien jugándolo, ganes o pierdas. Se trata de echarse unas risas, de emocionarse al ver lo increíble de las jugadas propias o las del otro, de conversar sobre alguna partida que viste en internet, o de simplemente tener el recuerdo de un agradable momento con tus amigos. Para que me entendáis, os pongo en el siguiente plan: un salón con varias mesas, tableros y relojes, música jazz de fondo(con volumen moderado, recórcholis, que es solo para acompañar), el murmullo de algunas conversaciones, algunas risas aquí y allá, café o té(o cualquier bebida de tu preferencia...pero venga, sin alcohol, y nada de fumar, démosle un toque sano a todo esto, por favor). Ahora, si vuestra imaginación puede más, imaginad el mismo escenario pero en otros lugares, como en un parque, en la playa, en medio de la ciudad, en un café, en el patio trasero de una casa donde se reúnan los amigos, etc...pero donde haya sombra, eh, que si no... Como véis, el ajedrez puede ser algo muy bonito, si es que nos proponemos darle ese carácter. Si te pones a jugarlo con gente muy seria, que juega y parece que estuvieses en un convento, o bien, muy poco seria que juega en lugares oscuros y en donde se fuma y bebe, obviamente te causará rechazo. Así que, repito, está en nosotros darle un carácter más ameno, alegre, bonito y divertido al ajedrez. Y por si esto aún no os convence, os comento que al ajedrez trae consigo muchas ventajas: favorece el ejercicio y desarrollo de las aptitudes mentales; te ayuda a concentrarte; ayuda a tu memoria asociativa, cognitiva, selectiva y visual; ayuda a prevenir el Alzheimer; ejercita ambos hemisferios cerebrales; mejora la creatividad; incrementa la capacidad lectora; hace crecer las dendritas, lo cual ayuda con la recepción de estímulos; fomenta la capacidad organizativa y el equilibrio entre lo racional y lo emocional. Sumado a todo esto, el ajedrez te educa y forma en la aceptación de reglas, sobre todo cuando le enseñas a un niño. En el ajedrez se requiere el seguimiento de una serie de reglas cuyo incumplimiento no es aceptable y es penalizado, y el niño no puede echarle la culpa a nadie de sus errores, ya que serán sus propias capacidades y acciones las que determinen su resultado.
Eso es todo chicos, y, recordad: el ajedrez es vida, mucha vida.