El turco

El turco

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En 1769, el ingeniero húngaro Wolfgang von Kempelen construyo una maquina que jugaba al ajedrez, la cual hizo su primer movimiento ante un publico formado por la asombrada corte de Maria Teresa, emperatriz de Austria.

Wolfgang von Kempelen

Se trataba de un dispositivo ingenioso, puramente mecanico, con la apariencia de un turco. Este turco era mas grande que una persona de tamaño natural. El extraño muñeco estaba sentado ante una caja de 120 cm. de largo por 80 de alto, en la cual habia colocado un tablero de ajedrez.

En el interior del cofre se encontraban una serie de finos engranajes, resortes complicados y un cajón con las correspondientes piezas de ajedrez. El inventor demostraba; antes de cada partida, que su autómata no estaba trucado y abría las puertas de la gran caja para demostrar que solamente contenía el mecanismo.

Levantaba también las ropas del muñeco para enseñar  que dentro de el no había nada sospechoso. El maniquí jugaba  solo y ganaba las partidas mas complicadas y difíciles que se le presentaban. 

Obviamente, la excepcional habilidad de su juego provenía  de un maestro del ajedrez escondido dentro de la maquina. Se trataba, por lo tanto, de un engaño. Se supone que cualquier persona con dos dedos de frente que  viera una caja conteniendo sobre ella un tablero de ajedrez y un robot que juega como los dioses ganando a cualquier competidor que se le ponga a tiro, tiene que deducir inevitablemente que es un truco, inclusive, las sofisticadas computadoras   actuales que le pueden ganar a los mejores ajedrecistas del mundo, como sucedió con Deep Blue, la maquina preparada por IBM, cuando compitió con Kasparov tenia detrás de ella a los mas grandes expertos del mundo en ajedrez e informática.

El robot construido por von Kempelen produjo encendidas polémicas sobre su verdadero funcionamiento que hasta hoy persisten. Sin embargo, a pesar de que la idea de un robot pensante que jugara magistralmente al ajedrez tenia poca verosimilitud, incluido grandes personalidades y científicos de la época, concurrían asombrados a ver el prodigo.

El robot ajedrecista no respeto ni al emperador Jose II ni a la zarina Catalina II de Rusia. Ni siquiera Napoleón Bonaparte, con toda su astucia, consiguió descubrir el truco de esta maquina. Es muy conocida la anécdota que se refiere a la supuesta primera derrota de Napoleón en aquella exhibición que tuvo lugar en 1809, en el palacio vienes de Schouml;nbrunn. Parece que la maquina se atrevió a ganarle al poderoso emperador tres veces consecutivas.

Después de su tercer derrota, Napoleón perdió el dominio de si, y con furia barrio todas las piezas del tablero arrojándolas al suelo. Claro, Bonaparte no sabia que en realidad se había enfrentado al celebre campeón austriaco de ajedrez Johann Allgaier, escondido dentro de la caja. 

Johann Allgaier

Ahora bien, ¿Cómo hacia Kempelen para que el publico creyera sin vacilar que el Turco (que así era llamado el jugador mecanice) era un autómata que pensaba? Primero, y desde ya, contaba con la credulidad (o estupidez, si se quiere) innata de la gente. Luego, simplemente usaba un truco de ilusionismo: ebria la tapa de la caja y mostraba que allí no había nadie sino solo maquinaria. Además, descorría las ropas del maniquí para se viera que allí tampoco había nadie.

Cualquiera que haya visto un espectáculo de magia sabe con que facilidad los ilusionistas hacen aparecer en una caja, que previamente mostraron vacía, a bellas muchachas o incluso feroces tigres de bengala. No era ningún problema para el ingenioso Kempelen, por lo tanto, mantener oculto dentro del artilugio a un gran maestro del ajedrez que, manipulando el brazo izquierdo del robot, moviera las piezas y ganara la partida.

Entusiasmados con la incapacidad de la gente para ver lo obvio, el truco del autómata de Kempelen fue imitado años después por otros ingenios ajedrecísticos;. A fines del siglo XIX,  otras dos maquinas, Ajeeb y Mephisto, asombraron (y engañaron) a los públicos europeos y americanos con sus victorias espectaculares. También en estos casos el control de las maquinas estuvo a cargo de destacados maestros del ajedrez como Pillsbury y Gunsberg.

Hoy se sabe que dentro del pseudo autómata llegaron a estar los siguientes jugadores ademas de Johann Allgaier (1809), Boncourt (1818), William Lewis (1818-1819), Peter Williams (1819), Jacques F. Mouret (1820) y William Schlumberger (desde 1826). Todos ellos eran fuertes jugadores de la época, algunos incluso profesionales. Por ejemplo, Schlumberger era un asiduo al café de La Regence donde sólo era derrotado por Labourdonnais.

La máquina derrotó a infinidad de personajes famosos de la época, como: el Emperador José II, la Zarina Catalina II, Napoleón Bonaparte, Edgar Allan Poe, Federico II de Prusia o el Duque ruso Pablo.