Blunders en la niebla
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Blunders en la niebla

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Abro los ojos y veo la hora. 6:20 am, no tengo sueño. Pienso en las cosas que tengo atrasadas y algo me dice que como cada sábado voy a compensar mi mala gestión de tiempo laboral. El lunes siempre cansado, pero con los deberes hecho.

Me sorprende la alarma diaria de las 6:30 am. Apagarla es una de las cosas que normalmente olvido. Me quedo sin razones para seguir en la cama. Camino al baño veo una niebla muy densa por la ventana. Hace mas frío de lo que pensaba. Hace más frío que ayer.

Estoy extrañamente descansado. Pienso: igual puedo ir al gimnasio para seguir compensando cosas que no hice ayer. Me echo la ropa deportiva encima y relleno la botella de agua. Bajo al gimnasio y la media hora que he estado, he estado completamente solo. Pienso, ¿dónde está mi gymbro del piso 23 y las chicas de la torre B que normalmente pululan en los turnos madrugadores? Recuerdo que es sábado.

Regreso y me dispongo a sentarme a recuperar trabajo. Enciendo el computador y me siento frente a él con la ventana como fondo de escritorio. La niebla sigue ahí. No puedo ver las oficinas del edificio del frente. Pienso: buen clima para enfocarse o para tirarse a dormir. No tengo sueño y estoy extrañamente descansado. Me quedo sin razones para holgazanear.

Por inercia abro lo habitual: tres tabs de un navegador con el portal de Azure y dos proyectos con Visual Studio 2022. Reviso lo preliminar, siempre parto revisando lo preliminar. Es la forma más segura de conectar con el yo del pasado para saber por donde se quedó. El yo del presente no puede darse el lujo de repetir trabajo. Revisando veo que no tengo nada urgente pendiente para el lunes. Me quedo desconcertado.

Desbloqueo el celular. Tengo dos notificaciones. La primera de un chat de amigos donde alertan sobre no se que eclipse hoy y cosas raras. Pienso: pues si que ha empezado raro este viernes. Recuerdo que es sábado.

La segunda notificación era de Youtube. Comenzaba la retrasmisión de la tercera jornada del Gran Suizo de la FIDE. Ya estoy sentado frente al computador con un café recién hecho y sin objetivo claro. Abro Youtube en el computador. Empiezo a oír a Miguelito y a Pepe.  Miguelito y Pepe siempre hablan muchas tonterías. A mí me encantan las tonterías que hablan Miguelito y Pepe. Son como mis amigos, amigos que no me conocen ni que saben que existo, pero así me siento yo escuchándolos.

Decido abrir Chess.com. Ayer cerré en 1869 de ELO. He subido mucho de ELO en los últimos tres meses. No encuentro razón aparente a mi subida. Lo único que he cambiado es que ya no juego mientras hago otras cosas. Decido jugar una partida. Me gusta jugar más en el computador. Siento que puedo ser un GM transmitiendo. El celular es más personal, menos serio. El celular es más blunderezco. Me gusta jugar más en el computador. Me siento más profesional.

La partida la gano de puro milagro. Pienso: no hay nada profesional en ganar partidas así. Tengo un ELO de 1877. Decido jugar otra. Pareja, italiana, enredada. Mi gestión de tiempo y el peón de más me hacen ganar. Tengo un ELO de 1885. Decido jugar otra. Mi rival es de 1823. Hace tres meses me hubiera parecido un rival muy fuerte. Hoy no. Mi rival y yo intercambiamos blunders bien temprano. Pero en el medio juego trató de sacrificar un alfil en pos de un ataque. Un ataque que no llevaba a nada. Yo tengo mucha experiencia en ataques que no llevan a nada. Mi contrataque es muy fuerte. No puede hacer nada. Gano. Tengo un ELO de 1892.

Nunca he tenido un ELO de más de 1900. Me doy cuenta de que estoy cerca. Pienso: este es el pensamiento clásico de cuando empieza a decaer el rendimiento y termino muy lejos de algún objetivo trazado habiendo estado tan cerca. Miguelito y Pepe hablan sobre ser cagón y no querer jugar contra ratakids. Creo que hablan de mí. Recuerdo que no me conocen.

Decido jugar otra. Rara, pero pareja. Mi rival decide cambiar su alfil por tener dos peones pasados en el final. Pocas jugadas después termino yo devolviendo el intercambio. Jugamos mucho en el final con damas y tres peones. Cambiamos damas, quedamos dos contra dos y a pesar de tener los míos más avanzados, no se como ganar. Es tablas. Tengo un ELO de 1892.

Pienso que pude haber ganado. Pienso que tengo posibilidades de llegar a 1900. Decido jugar otra. Mi rival tiene 1893 de ELO. Eso no nos impide intercambiar blunders e imprecisiones durante la partida. Hasta que se deja mate en 2. Tengo un ELO de 1900. Nunca había tenido un ELO de 1900.

Me gusta el análisis que están haciendo Miguelito y Pepe de Parham y Firouzja. Me autoconvenzo de que esa es la razón por la cual quiero seguir sentando frente al PC. Decido jugar otra. Pareja, tradicional, termino con peón de más. No supe ganar final de torres con peón de más. Termina en jugadas casi infinitas de torre contra torre. Es tablas. Tengo un ELO de 1900.

Me recrimino no haber podido ganar, dos finales ya, con peón de más. Me autoconvenzo que tengo que expiar esas fallas jugando. Decido jugar otra. Mi rival tiene 1983 de ELO. Es mucho ELO, hace tres meses y hoy también. Desde el medio juego empiezo a arrastrar un peón de menos. Sobre el final mi rival se queda con menos de un minuto. Le recupero el peón.  Se equivoca. Quedo con una posición ganadora. No soy capaz de aprovecharla. Hago un blunder para desperdiciarla e igualarla. Tres jugadas después hago otro para quedar con posición perdedora. A mi rival le quedan menos de 25 segundos. Trato de aprovechar eso. Hago premoves hasta irme con el rey a H8 para ver si logro un ahogado. Me sale bien. Mi rival decide no arriesgarse en los 14 segundos que le quedan y me ahoga. Mucha diferencia de ELO. Gano 2 puntos. Tengo un ELO de 1902.

Nunca he tenido 1902 de ELO. Me fijo en la posibilidad que tuve de haberle ganado al de 1983. Obvio los dos blunders y me autoconvenzo de que pude haberle ganado. Decido jugar otra. Mi rival tiene 2022 de ELO. Parece una fecha reciente. Un año reciente. Hace tres meses era mucho ELO, hoy también. Es muy probable que en tres meses más siga siendo mucho ELO.

Mi rival me presiona con su pareja de alfiles. En un lapsus me permite cambiarle uno. Se quedó con el rey en el medio y ahora soy yo el que presiona con mis torres. Se equivoca. Me regala un peón. Tengo un peón pasado en sexta. En séptima. Termina dándome una de sus torres por ese peón. Eso desemboca en jaque la descubierto donde me quedo la otra torre. Mi rival entra en pánico. El rey de mi rival entra en pánico. Huye por todo el tablero. Lo acorralo junto a mi propia línea de peones. Muere. Tengo un ELO de 1913.

Nunca he tenido un ELO de 1913. Parece un año. Pero no reciente. Me invade por primera vez en el día el síndrome del impostor. Me autoconvenzo que ya he jugado mucho y que tengo hambre por no haber desayunado. Me levanto. Aun tengo la ropa del gimnasio. Aun hace frío. Me tiro por encima algo mas abrigado. Bajo al minimarket y me compro un café. Subo y me siento nuevamente en el PC. Miguelito y Pepe siguen hablando. Nunca se callan. Me gusta que nunca se callen. La neblina sigue de fondo de escritorio. Abro el Word y empiezo a escribir. Mientras escribo me doy cuenta de que de todos los blunders de hoy el peor fue haber parado de jugar.

Blog terapéutico personal. Hablo de mi relación con el ajedrez y las consecuencias que ha tenido en mi vida. No está pensado para nadie más que no sea yo mismo, pero si pasas a leer y te sirve de algo, ya será una ganancia solo tuya.