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Qué hacer cuando no sabes qué hacer

Qué hacer cuando no sabes qué hacer

LuisFSiles
| 48 | Estrategia

Nos ha pasado a todos alguna vez. Nuestra posición no está perdida, pero nuestra mente sí. No se nos ocurre ninguna idea ni ninguna jugada útil. ¿Y ahora qué?

Tengo la teoría de que una buena partida debe ser como una buena película: tiene que tener un argumento claro que podamos entender (e incluso definir) desde el principio hasta el final. Para encontrar los mejores planes y jugadas debemos entender bien “el argumento” de nuestra partida.

Te voy a dar algunos consejos para aquellas posiciones en las que, por mucho que buscas no tienes ni idea de qué hacer. Pero antes de aconsejarte qué debes hacer, te voy a recomendar lo qué no debes hacer.

Lo que no debes hacer

1. Mover un peón... porque no se te ocurre nada mejor...

Hay que tener mucho cuidado con los avances de peón. Cada vez que movemos uno, hay casillas que dejamos de controlar y podrían quedar débiles. Recuerda que una casilla débil es aquella que pertenece a nuestra posición (nuestra mitad del tablero) y que no puede ser controlada con ningún peón. De manera que si mi rival instala una pieza en ella, esta no podrá ser expulsada con un peón.

Por esto es tan delicado el juego con los peones. Esto es algo que se va aprendiendo conforme se va subiendo de nivel. Así que si no sabes qué hacer... ¡cuidado con las jugadas con peones!

Los peones pueden ser una ventaja o una gran debilidad. Todo depende de cómo los utilices...

2. Ponerte a cambiar piezas como si no hubiera un mañana

He visto que algunos principiantes recurren a esta idea. No sé qué hacer... pues voy a cambiar piezas. En ajedrez las simplificaciones deben realizarse en ciertas posiciones muy concretas (por ejemplo: cuando tengo ventaja material, cuando tengo menos espacio porque mi rival tiene sus peones muy avanzados, cuando mi rey está siendo atacado...) Por eso, cambiar piezas por no saber qué hacer no suele ser una buena idea.

3. Desesperarte y lanzar un ataque kamikaze

Como hemos visto en el vídeo y en los ejemplos que se incluyen en Cuándo y cómo atacar al rey enemigo, hay que proceder a un ataque contra el monarca rival cuando éste haya quedado débil. Si no es así nuestro ataque puede estrellarse y nuestra posición se derrumbará. He encontrado muchos jugadores que siempre quieren atacar, pero el ajedrez no es tan sencillo...

Un ataque al rey enemigo debe estar fundado por razones sólidas.

Y ahora veremos lo que sí debes hacer...

Lo que sí debes hacer

1. Realiza una valoración general de la posición

En el magnífico libro El Método en Ajedrez, el G.M. Dorfman propone una serie de detalles que debemos tener en cuenta para valorar una posición.

  • La situación de los reyes
  • El material
  • Plantearse quién está mejor tras un posible cambio de damas.
  • Estructura de peones
  • Resto de conceptos estratégicos que manejemos (disposición de piezas, pareja de alfiles, coordinación, espacio, etc). 

Seguramente en un futuro artículo explicaremos de una manera más extensa cómo valorar una posición, ya que nos servirá no sólo para saber quién está mejor, sino también para encontrar un plan adecuado.

Valorar una posición de ajedrez es una de las tareas más importantes (¡y difíciles!).

2. Pregúntate si puedes mejorar la disposición de tus piezas

Asegúrate de que todas las piezas cumplen su papel en la partida. Retomando la comparación con el cine, cada una de nuestras piezas sería como un actor de la película. No todas pueden ser protagonistas, pero del mismo modo que en una película no debería haber un personaje que aparece constantemente en escena, quieto, sin hablar, sin intervenir (salvo en alguna peli muy surrealista) en una partida cada una de nuestras piezas debe cumplir su función.

Saber el lugar que ha de ocupar una pieza en el tablero durante la partida es fundamental.

Si no sabes qué hacer deberías preguntarte si alguna de tus piezas podría encontrar una mejor posición. En el magnífico libro "Positional Play" de Mark Dvoretsky (y otros autores) hay un capítulo escrito por Alexei Kosikov titulado "Planning in chess". Aunque se trata de una obra de estrategia avanzada que no recomendaría a un principiante, sí que aparece una idea que uso con mis alumnos de diferentes niveles, pues pienso que a todos puede resultarle útil. Se trata de buscar la pieza peor colocada y pensar dónde funcionaría bien.

Yo insisto a mis alumnos en que no deben buscar una casilla que les parezca accesible, pues su pensamiento quedará condicionado por las casillas hacia las que exista una ruta sencilla. Me gusta plantear este ejercicio instándolos a que busquen una casilla, pensando que pueden coger la pieza y, como por arte de magia, colocarla donde quieran. Luego ya se buscará la ruta y, si no existe, pues habrá que buscar otra.

Kosikov propone este tipo de pensamiento para “posiciones de maniobras estratégicas”, pero a mi me gusta recomendarlo también para aquellas posiciones en las que el jugador no sabe qué hacer. Evidentemente es preciso que no sea en posiciones con amenazas inminentes (si te están amenazando mate en una... seguro que no es el mejor momento de hacerlo... )

A continuación un par de ejemplos sobre este punto:


El ejemplo que os propongo a continuación es más complicado. No resulta tan claro cuál es la pieza peor colocada ni cómo mejorarla.


3. Trata de averiguar qué quiere hacer tú oponente e impídelo

Bueno, debo aclarar: impídelo si realmente es molesto... si puede llegar a ser una amenaza. Siempre recuerdo a un amigo mío que solía comentar: “cuando notes que tu rival prepara un plan malo, no trates de refutarlo... ¡déjalo que lo lleve a cabo!”

Pero es cierto que en posiciones en las que no veo ningún plan constructivo y no sé cómo podría mejorar mi posición, no estará mal por lo menos impedir que el rival mejore la suya. Esta es la base del pensamiento profiláctico en ajedrez, que el mencionado Dvoretsky ha desarrollado en sus libros.

Te muestro ahora un ejemplo claro de pensamiento profiláctico.

Como he tratado de mostrarte en este artículo, existen algunas técnicas y métodos de pensamiento que nos pueden ayudar en posiciones en las que no sabemos qué hacer. Sobre todo, no te desesperes en esas situaciones. A veces nos repetimos mentalmente que no se nos ocurre nada... y es contraproducente: nos convencemos a nosotros mismos.

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