El espacio. Nivel: Aficionado

El espacio. Nivel: Aficionado

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Cuando se habla de espacio, hay sugerencias para reconocer si un bando tiene más que el otro. Existe el conteo de casillas bajo control de las piezas y peones, o cuántas piezas y peones se encuentran desde la 4ta horizontal (5ta para las negras) en adelante. También hay criterios basados en peones, como cuántas casillas del territorio rival (“sus” cuatros horizontales) caen bajo control de los peones propios, o la comparación de la movilidad de los peones (¿pueden avanzar sin riesgo?). Y todos estos criterios pueden ser sectorizados, de forma que se hable de espacio en el centro, en el flanco de dama o en el flanco de rey.

Comencemos por decir que tales métodos son ayudas visuales y no lógicas. En un sentido lógico, el espacio trata sobre la disponibilidad de casillas para desarrollar o negar la actividad. Visto así, el espacio no toma valor en sí mismo sino como componente en el desarrollo o impedimento de una idea.

Esto conduce a que el valor del espacio trate sobre la cualidad y no sobre la cantidad, y a la comprensión de que no se requiere de más casillas que el rival (ventaja de espacio) para desarrollar ideas activas o defensivas, sino solo de las necesarias en el contexto de la idea. En términos sencillos puede expresarse en “¿tengo o puedo conseguir las casillas y rutas para desarrollar y completar mi idea?”, tanto como “¿tengo las casillas y rutas para obstaculizar e impedir su idea?”.

La ventaja de espacio.

La determinación de la cualidad requiere –por lo común– del análisis concreto para aclarar cuál o cuáles casillas son necesarias para desarrollar o negar una idea (“casillas críticas”). De ahí que, para permitir evaluaciones que excedan el horizonte del cálculo de variantes, es común suponer que el mayor o menor espacio guarda relación directa con la movilidad, flexibilidad y la probabilidad de poder desarrollar y culminar ideas, tanto activas como defensivas. Pero esta es una suposición donde se trata al espacio como independiente de la actividad, tiempo y material y, en consecuencia, puede ser errónea, como se ve en los casos donde la ventaja de espacio es contraproducente (sobre-extensión), o donde la desventaja de espacio no afecta la capacidad para el juego activo o defensivo. Y es precisamente por intentar reducir el margen de error por la sobre-simplificación que el manejo del concepto de espacio se hace complejo.

Por ejemplo, para reducir el margen de error por simple apreciación visual (sobre-simplificación), se comprueba relacionando el espacio con la actividad presente y latente, en busca de ideas para progresar a partir del espacio disponible, que no tiene que ser necesariamente el mayor. En otras palabras, la ventaja de espacio se ve favorable si priva de contrajuego y capacidad defensiva al rival, puede ser jugable si se puede controlar el contrajuego y, o disminuir la capacidad defensiva del rival, y es desventajosa cuando el rival puede obtener contrajuego a partir de la sobre-extensión de las propias líneas, sea para atacarlas o para invadir nuestra posición.

Otra forma de obtener un valor preciso del espacio es asociarlo con las estructuras de peones y con la actividad. Toda estructura de peones tiene una capacidad limitada para acomodar a las piezas y permitirles casillas y rutas de comunicación interiores y exteriores para que desarrollen actividad o se opongan a la del rival. Al exceder dicha capacidad, las piezas comienzan a estorbarse y ven reducida su eficiencia, hasta el punto de poder ser sometidas a la pasividad e incapaces de oponer defensa efectiva en cualquier sector.

¿Cómo se juega con ventaja de espacio?

Jugar buen ajedrez trata mucho sobre identificar la idea precisa, la que consiga más. La dama es la pieza más fuerte, pero si se utiliza la fuerza individual como único criterio entonces se juega con la dama desde la segunda jugada en adelante. Dicho esto, tras 1.f3 e5 2.g4?? Qh4 mate, la dama ha hecho un buen trabajo. Pero esto es porque hay motivo. Es bueno conocer la metodología y la técnica, pero importa más reconocer si hay motivo para seguir un método y una técnica.

Es relevante hablar de espacio cuando es el factor más importante detrás de la actividad en el tablero. En un final con posibilidad de zugzwang se dice que es el factor tiempo, pero también se puede decir que es la falta de casillas para oponerse a la actividad rival. Lo mismo se puede decir de una dama atrapada en el centro del tablero por las piezas y peones rivales. También hay los casos compuestos, como las negras en enroque corto con un caballo en f6, donde la jugada g4-g5 puede forzarlo a abandonar la posta y perder la actividad/defensa/control en d7, d5, e4, g4, h5, h7, g8 y e8, y esta nueva situación puede dar motivo para planes activos de las blancas.

Del lado opuesto de la acera, hay casos donde es apreciable el control de muchas casillas en un sector, y la ventaja de espacio no es el factor más importante en la evaluación. El tiempo y el material también importan, pero es la actividad de piezas la que determina la forma de jugar. Por ejemplo, en un caso de enroques opuestos con ataques mutuos, aunque el material y casillas tengan importancia, la actividad se apoya en el tiempo para desarrollar las amenazas contra el rey –antes que el rival haga lo propio–, lo que explica lo común que es entregar material y otras concesiones en tales ataques.

Ahora, y en general, se habla apropiadamente de ventaja de espacio cuando un bando tiene actividad limitada, o inexistente, como consecuencia del control de casillas por las piezas y peones rivales, y la carencia de casillas al interior de la propia posición para acomodar y movilizar a las piezas para hacer frente a la actividad rival. Esta es la situación que algunos llaman “venta de espacio pura”

Sobre este tipo de posiciones se pueden dar guías generales para conducir el juego. Por ejemplo, tener paciencia e impedir el contrajuego rival sujetando sus piezas a tareas defensivas. Dado el poco espacio para las piezas rivales, el rival no tendrá muchas posibilidades para activar sus piezas de manera coordinada y conseguir contrajuego, por lo que se puede justificar la profilaxis.

En la misma línea, evitar la apertura de líneas que permitan el contrajuego del bando que está “comprimido”. Esto es porque el bando con ventaja de espacio típicamente tiene sus piezas presionando la posición rival y no controlando sus casillas interiores, de forma que el contrajuego podría tomar a material indefenso y, aun si el contrajuego es controlable, distraerá a las piezas activas y probablemente conduzca a cambios, lo que puede hacer inconsecuente a la ventaja de espacio.

Se aconseja concentrar el juego en el sector donde el rival tenga más dificultades para acomodar y movilizar defensores. A veces no es posible superar la coordinación defensiva en el sector, por lo que también se recomienda aprovechar la mayor movilidad de las propias piezas para buscar juego (presionar) sobre más de un punto de manera combinada o alternada, para estirar a los defensores más allá de su límite de flexibilidad.

Se recomienda evitar el cambio de piezas. La razón es que los cambios reducen la capacidad ofensiva, además de facilitar la movilidad del defensor al reducir el número de piezas que pueden estorbarse. Por supuesto, hay excepciones, como cuando el cambio elimina una pieza clave en el dispositivo defensivo, o una pieza clave en sus posibilidades de conseguir contrajuego.

En general, se busca progresar al interior de la posición rival para que el radio de acción de las piezas invasoras cree amenazas múltiples o incontestables. Con esta idea en mente, es común intentar aprovechar la ventaja de espacio despejando rutas de invasión o que permitan la actividad de piezas de largo alcance. En este sentido, el avance de peones puede ser efectivo no solo para controlar espacio sino también para intercambiarlos por los peones rivales que obstruyen los caminos. Pero no debe olvidarse que los peones no dan marcha atrás, y que aunque cada avance controla casillas más cercanas al rival, también relaja o pierde el control de casillas al interior de la propia posición. Además, si el rival puede frenar y fijar a los peones, estos pueden convertirse en debilidades y permitir juego activo al bando con menor espacio.