El arte de la guerra, aplicado al ajedrez.
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El arte de la guerra, aplicado al ajedrez.

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Hace un tiempo cayó en mis manos El arte de la guerra, atribuido a Sun Tzu, un general chino que vivió probablemente entre los siglos VI y V a.C. Aunque el texto fue escrito en el contexto de conflictos militares reales, muchas de sus enseñanzas son sorprendentemente aplicables a otros ámbitos de la vida… y por supuesto, al ajedrez.

La idea de este artículo no es analizar el libro desde un punto de vista histórico o filosófico, sino extraer algunas de sus citas más potentes y comentar cómo pueden ayudarnos a entender mejor el ajedrez, tanto en el plano estratégico como en el psicológico. En algunos casos el paralelismo es inmediato; en otros, hay que hilar más fino. Pero en todos los casos he intentado darles una interpretación práctica, que nos sirva para mejorar en ajedrez.

Ha quedado algo largo, pero creo que es muy interesante ver cómo un libro militar se puede aplicar al ajedrez. Si se os ocurren interpretaciones diferentes podéis comentarlas en la caja de comentarios

Capítulo 1

Una correcta preparación asegurará, por lo general, el éxito en el desarrollo de la campaña.

En esta cita nos invita a entrenar adecuadamente para estar preparados para jugar a nuestro mejor nivel.

No hay modo de saber si se tendrá éxito o no. Lo único que se puede hacer es prepararse para la batalla, tarea que debe de llevarse a cabo con todo nuestro corazón y con plena consciencia.

Siempre hay incertidumbre, pero está en nuestras manos llegar en las mejores condiciones físicas y mentales y confiados en la victoria.

Una vez elegidos nuestros hombres, hay que tratarlos con consideración, alimentarlos y cuidarlos.

Esta cita la interpreto como la típica frase que se suele decir en ajedrez: "habla con tus piezas". Pregúntales siempre qué les gustaría hacer, dónde les gustaría estar, qué les preocupa.


Tratar de determinar un modo fácil de alcanzar nuestros objetivos ocasionará en su momento nuestra derrota.

Esta cita nos advierte contra ataques demasiado directos y predecibles, sobre amenazar sin más pretensión que amenazar. El ajedrez es algo más complicado que eso. Profundiza en la posición, no te quedes en la superficie.

Los enemigos no deben verle nunca efectuando un movimiento directo, como por ejemplo dirigirse hacia ellos. Los enemigos no deben entender nunca sus acciones.

Relacionada con la anterior. No juegues demasiado directo. El rival lo va a ver y se va a anticipar.


En la guerra es esencial hacer creer al enemigo una cosa mientras se lanza un ataque desde otra dirección. Es esencial mantener desequilibrado al enemigo, incluso fingiendo que se le auxilia. Debe hacerse creer al enemigo que le ofrecemos nuestra amistad mientras planeamos su muerte.

Hacer algo que parezca estúpido y sacar provecho de su arrogancia.

Relacionada también con las anteriores. Juega al despiste, no hagas jugadas obvias, amaga con atacar una casilla mientras lo que quieres es desplazarte a otra. Entrega peones para que pierda tiempos, para que tenga que pensar si comerlos o no. Si te has equivocado o no.


Hay que destruir al enemigo de la manera que podamos, cualquiera que sea, pero sin olvidar jamás que también puede tener recursos y estar preparado para nuestro ataque. Jamás hay que pensar que es incapaz de destruirnos.

Otra frase que se resume en la clásica "no te olvides de que tienes un rival enfrente". El rival también te quiere ganar. También estará preparando trampas, tendrá planes ocultos. Si juegas demasiado directo puede que incluso estés cayendo en una emboscada. Aunque el rival sea inferior siempre es posible perder.

Siempre es mejor dejar que el enemigo se mate a sí mismo.

A veces no es necesario forzar acontecimientos. Simplemente jugando posicionalmente es el rival el que se desespera y acaba sacrificando alguna pieza.

Es aconsejable mantener al enemigo en movimiento, forzándolo a cubrir áreas que ordinariamente no requieren gran atención, creando trastornos que le obliguen a dirigir sus pensamientos hacia algún otro lugar.

Esto lo relaciono con el principio de las dos debilidades. Suele ser bueno ir amenazando debilidades, obligando al rival a defenderlas, moviendo las piezas de un lado al otro, hasta que no puede defenderlo todo y ¡lanzas el ataque definitivo!

Capítulo 2

La entrada en conflicto carece de sentido sin una actitud de victoria completa y total.

Si la victoria no es su principal objetivo, entonces, ¿qué es lo que hay que conseguir?

Estas citas las interpreto como que nuestro objetivo debe ser siempre la victoria. Si no piensas que puedes ganar o piensas sólo en tablas, es más posible que encuentres la derrota.

Debemos analizar cuidadosamente las acciones que nos han dado la victoria y de este modo determinar cuál era el punto débil del enemigo.

En esta nos habla claramente del análisis post partida. No sólo hay que analizar las derrotas, también las victorias. ¿Por qué ganamos? ¿Cuál fue el error del rival? 

No vayamos a pensar que por haber ganado en combate somos invencibles. La fuerza de nuestra victoria depende también de la debilidad de nuestro enemigo, que tenemos que haber determinado.

Ganar una partida no significa necesariamente que hayamos jugado mejor que nuestro rival en términos absolutos. Puede que simplemente hayamos explotado una debilidad evidente o que el rival haya cometido un error grosero. Esta cita nos llama a la humildad: a no caer en la soberbia tras una victoria ni asumir que ese resultado nos hace invulnerables. igual que la anterior, también nos recuerda algo esencial para el progreso: analizar las partidas ganadas con el mismo rigor que las perdidas, identificando si el triunfo se debió a nuestro plan, a un error táctico del rival o a una debilidad posicional que supimos castigar. Solo así aprenderemos realmente de nuestras victorias y evitaremos sobrevalorarnos.

Capítulo 3

La primera manera debe de ser el desbaratamiento total de los planes del enemigo para su crecimiento y éxito futuros. Cuando se dé cuenta de que todo lo que intenta está bloqueado y no puede determinar el lugar por el que se le aproximan, se debilitará.

Esta cita hace referencia a la profilaxis. Evitar el plan del enemigo para que se quede indefenso y empiece a debilitarse al realizar jugadas sin un plan.

Estas son algunas de las maneras en las que un jefe militar puede llevar la destrucción a su propio ejército:

1.Saber cuándo hay que atacar y no hacerlo, o saber cuándo no hay que hacerlo y no obstante forzar el ataque.
2.Provocar una retirada innecesaria por no ampliar los recursos correctamente.
3.No tener en consideración las necesidades de las tropas.
4.Cambiar constantemente las órdenes sin una razón lógica.

Aquí nos dice 4 motivos que llevan a la derrota:

  1. No atacar cuando sabes que hay que hacerlo, o atacar sabiendo que no es el momento
  2. Hacer un ataque prematuro que obliga a retroceder tras la defensa rival (pérdida de tiempos)
  3. No hablar con las piezas, tener piezas pasivas, o lejos de la acción
  4. Cambiar de plan cada dos por tres, no tener claros los objetivos

Los jefes militares que tienen éxito son capaces de esperar al enemigo. No ataca por el mero hecho de demostrar que controla la situación. Comprende las condiciones para la batalla, incluido el uso óptimo de los recursos. Se da cuenta de cuáles son los puntos fuertes y débiles del enemigo. Es consciente a sí mismo de los puntos fuertes y débiles de su propio mando.

En ajedrez, esto se traduce en la capacidad de esperar el momento adecuado para actuar. Muchas veces queremos lanzar un ataque simplemente porque creemos tener la iniciativa o porque queremos demostrar que dominamos la posición. Pero el jugador verdaderamente fuerte sabe que no se trata de atacar por atacar, sino de esperar a que las condiciones sean óptimas.

También nos habla de algo esencial: el uso eficiente de nuestros recursos. No se trata solo de tener piezas bien situadas, sino de saber cuándo y cómo activarlas. Hay partidas que se pierden por impaciencia, por abrir la posición cuando no toca o por sacrificar sin necesidad. Hay que mejorar la posición siempre que se pueda antes de rematar.

Por último, esta frase subraya la importancia del análisis estratégico completo: conocer tanto las debilidades del rival como las propias. En otras palabras, no sobreestimar tus planes ni subestimar la defensa del rival. Un ataque lanzado sin evaluar bien puede volverse en tu contra.

Conoce al enemigo y se conoce a sí mismo para evitar el peligro.

Si no es consciente de la fuerza del enemigo, pero se conoce a sí mismo, sus posibilidades de victoria son del 50%. Si no se conoce a sí mismo ni al enemigo, la derrota es segura.

Estas citas hacen referencia a conocer no sólo al enemigo, sino también a tí mismo. Es más, remarca que si no te conoces a tí mismo seguramente vas a perder. Debes conocer tu estilo, tus debilidades, fortalezas y cómo evitarlas y aprovecharlas, respectivamente.

Capítulo 4

En los tiempos antiguos los guerreros se hacían imbatibles platicando constantemente. Sabiendo que nunca podrían llegar a ser invencibles, sus esfuerzos, no obstante, les permitían ver la vulnerabilidad de sus presuntas víctimas.

El jugador fuerte sabe que no se puede ganar siempre,  pero confía en el entrenamiento continuo y el análisis constante. Su preparación le permite detectar las debilidades del rival. En ajedrez, esto se traduce en estudiar, revisar tus partidas, hablar de ideas con otros, y mantener siempre una actitud de aprendizaje.

Para desplegar una defensa eficaz, la actitud debe ser la de un ataque a fondo. Depender estrictamente de la defensa significa que en nuestro ánimo no hay una determinación suficientemente fuerte. 

Los jefes militares que dominan plenamente el arte de la defensa, atacan desde lugares ocultos, asegurando su propio triunfo. Saben cuándo, dónde y cómo lanzar un ataque defendiendo al mismo tiempo sus posiciones.

Estas citas hablan del arte de la defensa. A la hora de defender siempre hay que estar haciendo jugadas que defienden pero al mismo tiempo preparan un contraataque. Y también insinúan que es mejor atacar que defender.

Capítulo 5

Cuando todo está en armonía, el ejército puede resistir los ataques naturales y los que parecen sobrenaturales.

La armonía hace referencia a la coordinación de las piezas. hay que hacer que todas trabajen en conjunto, que no se molesten, que tengan movilidad... con una coordinación perfecta es casi imposible que un ataque normal (o sobrenatural) sea realmente efectivo.

Capítulo 6

Cuando el jefe militar está preparado para la batalla, no se acobarda por el temor o las dudas. Su fortaleza está asegurada y su voluntad de luchar la obtendrá con facilidad sintiendo el modo de conseguir sus objetivos.

Si estás preparado para una partida, no tengas miedo. Has hecho todo lo posible y sólo te queda poner en práctica lo preparado.

No permite que el supuesto poder de sus enemigos le influya.

No tengas miedo porque tu rival sea mejor que tú. No hay rival al que no puedas derrotar (bueno, si es Carlsen y compañía date por perdido )

Cuando el enemigo debe proteger muchos lugares al mismo tiempo, inevitablemente deberá dejar a algunos de ellos débiles y con pocos hombres.

Otra cita que habla del principio de las dos debilidades.

Las posiciones débiles deben atacarse rápidamente.

Una vez aparece una debilidad, hay que ir a por ella.

El enemigo debe ser atacado de tal forma que se vea obligado a distribuir sus tropas de forma desigual.

Esta se nota más cuando tienes más espacio que el rival. No va a poder mover sus piezas fácilmente, así que crea amenazas en un flanco para colapsar su posición y atacar en el otro.

Si el enemigo se prepara para un ataque a su parte frontal, su retaguardia será débil. Si prepara sus tropas de montaña, entonces sus tropas del valle serán débiles.

El clásico "ataca por el centro contra un ataque de flanco, y viceversa"

Una fuerza grande no necesariamente ha de poder vencer a una fuerza menor. Hay ocasiones en que unos pocos pueden dar la batalla a otros muchos y salir victoriosos. Siempre es aconsejable preparar las defensas contra una fuerza abrumadora. Una fuerza arrolladora puede no ser capaz de mantener su organización y velocidad debido a problemas de movilización y comunicación.

A veces no es cuestión de acumular piezas alrededor del rey enemigo. En ocasiones pocas piezas defienden a muchas, y el rival queda con piezas libres de más para contraatacar.

Un jefe militar inteligente nunca repite de la misma manera las acciones que han tenido éxito. Las variaciones en el universo son infinitas, al igual que los métodos que pueden utilizarse en cualquier acción.

Nos advierte sobre jugar siempre las mismas aperturas, o las mismas trampas, celadas... hay que tener un repertorio amplio para evitar preparaciones del rival. Nos invita a ser creativos.

Hay que conseguir la victoria con coraje y proteger nuestro imperio con cambios en las actitudes y estudio constante para seguir desarrollando nuestros deseos.

En ajedrez el coraje es necesario para arriesgar cuando la posición lo exige, pero también lo es la capacidad de adaptarse, aprender y evolucionar. No basta con ganar una vez: hay que mantenerse en forma, mejorar, y no dormirse en los laureles. 

Capítulo 7

No debemos atacar nunca si vemos que el enemigo se encuentra en excelentes condiciones y la imagen que ofrece es de fuerza y estabilidad. Su organización puede ser más fuerte que la nuestra y por tanto necesitaremos replantear nuestra estrategia.

Si no hay nada que nos indique que el rival tiene debilidades, si parece sólida su posición, un ataque no tiene sentido y debemos encontrar un plan que fuerce su debilitamiento.

No hay que atacar al enemigo si este controla el terreno alto.

Esta cita hace referencia a la importancia del centro. El que controla el centro tiene ventaja y los ataques están condenados al fracaso.

No atacar nunca al enemigo cuando éste se halle con su espalda contra una barrera que le impide la retirada. En tal caso luchará con desesperación y nos infligirá graves daños si no ve escapatoria.

Un rival sin alternativas puede jugar sus mejores recursos. Si lo acorralas sin dejarle ningún contrajuego, puede responder con sacrificios inesperados o con una defensa tenaz. A veces, es mejor dejarle una salida aparente, una “puerta falsa”, que le haga bajar la guardia o cometer errores por exceso de confianza.

Capítulo 8

La ruta más rápida puede no ser la más corta. El terreno de más difícil superación puede que no sea el más desventajoso.

Los planes más simples suelen ser más previsibles. Los ataques más directos los más fáciles de defender. Y a veces es necesario calcular en profundidad, aunque cueste, porque es lo más rápido para ganar.

Capítulo 9

Nunca debemos hacer avanzar nuestras tropas hacia una posición que no sea, por lo menos, estupenda

Debemos siempre intentar mejorar nuestras piezas, de forma que esa posición sea ideal, y que no nos las puedan expulsar fácilmente. No debemos empeorar la situación de nuestras piezas.

Capítulo 10

Es conveniente que los jefes militares analicen las condiciones de la guerra antes de entrar en ella, que reflexionen sobre las razones del que desea asociarse con ellos, que atiendan a sus propias necesidades antes de aceptar acuerdos.

Esta es algo más complicada de interpretar, pero entiendo que hay que analizar al rival todo lo posible antes de jugar y que durante la partida se piense bien si aceptar las tablas ofrecidas, ya que muchas veces el rival las ofrece en posición perdedora o simplemente por miedo.

Capítulo 12

La cólera impide incluso a los más grandes líderes actuar inteligentemente. La ira y la pasión no deben sustituir a a fría planificación de la destrucción del enemigo.

Sencillamente, que hay que tener la cabeza fría y ver objetivamente el tablero, sin tener en cuenta las emociones.


En conclusión, El arte de la guerra aporta muchos conocimientos aplicables al ajedrez. Aunque fue escrito hace más de dos mil años y en un contexto muy distinto, muchas de sus enseñanzas siguen teniendo plena vigencia sobre el tablero. Sun Tzu no solo hablaba de ejércitos y estrategias, sino también de psicología, preparación, engaño, paciencia, adaptación… todos ellos elementos fundamentales en una partida de ajedrez.

Cada frase comentada en este artículo es una invitación a pensar el ajedrez más allá de la táctica inmediata: a prepararse mejor, a jugar con cabeza fría, a conocer nuestras propias fortalezas y debilidades, y a entender que muchas veces ganar no es cuestión de fuerza, sino de sabiduría.

Por supuesto, esto ha sido mi opinión. Me encantaría que quien lo lea aporte su propia visión, comparta otras frases o incluso disienta de mis interpretaciones. Al fin y al cabo, el ajedrez — la guerra según Sun Tzu— no es una ciencia exacta, sino un arte en constante evolución.

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