@JequeBlanco

29 de septiembre de 2021

Nota 9

La Doble Vida de Marcelo

"La verdad es más extraña que la ficción,

porque la ficción está obligada a ceñirse a las posibilidades, la verdad no."

-Mark Twain

Prólogo

El hecho ocurrió hace un par de semanas, en la pizzería Pertutti de Avellaneda. No lo escribí inmediatamente porque mi primer propósito fue olvidarlo, para no perder la razón. Ahora, de vuelta en Tupungato, pienso que si lo escribo otros lo leerán como un cuento, una narración ficticia. Con los años tal vez lo será también para mí. Sé que fue casi sobrenatural mientras duró y más aún durante las desveladas noches que lo siguieron. Ello no significa que su relato pueda conmover a un tercero. Pero siento igual que debo compartirlo.

Fiszner & El Otro Artillero

Marcelo Fiszner y su mujer Perlina

Serían las seis de la tarde de ese sábado luminoso. Estaba sentado frente a la puerta de entrada, expectante y nervioso, con un café recién servido por “Jaqueca”, el mozo amigo de Zamudio que se encontraba, a su vez, en una mesa cercana con el Dr. Elinger, tablero de ajedrez de por medio. Minutos antes los había saludado. Me dijeron algo acerca de analizar una partida y jugar unos Blitz, les dije distraído que sí, que en un rato capaz… pero yo estaba claramente con la atención en otra parte. No podía dejar de mirar a la calle, aguardando por su llegada. Hasta que, con diez minutos exactos de retraso, entró él…

Hizo su aparición de forma lenta y elegante. Caminaba dubitativo, como quien está reconociendo por primera vez el campo en que le toca jugar. Le hice un gesto y, por un momento, reprimí el impulso de levantarme y buscarlo con actitud reverencial. Pareció darse cuenta de eso y aceleró su paso hacia mí:

-Buenas tardes, ¿Gabriel Sala?

-¡Maestro, es un gusto y un privilegio! -respondí efusivo extendiéndole la mano, y al momento sentí un extraño pudor, propio del que se siente torpe, haga lo que haga, ante semejante personaje- Tome asiento, por favor, lo estaba esperando.

-Sepa disculpar la tardanza, por favor. Le dije que estaba retrasado diez minutos y verá que cumplí. Suelo ser puntual con las demoras, je –y me guiñó un ojo de modo irresistible.

El Artillero en Atlanta, River Plate e Independiente

Había hecho los “deberes” en casa: investigué todas sus estadísticas, los momentos salientes de una carrera tan rica como singular. También repasé las pocas entrevistas que dio. No era un hombre público, sobre todo después de denunciar a la AFA de Grondona hace más de 40 años por corrupción, cosa que le costó prácticamente el ostracismo en su momento. Había guardado celosamente su privacidad y elegía con mucho cuidado momentos como éste. De allí mi profunda emoción, más allá de la admiración que le profesaba toda mi familia. Mi abuelo “Guigui” -que lo había seguido a casi todas partes- fue su primer fan: todavía puedo recordar con lujo de detalles jugadas y goles (goles, sobre todo goles) que él grabó a fuego en mí a fuerza de relatarlos una y otra vez. Siento que lo he visto jugar, girando con la misma facilidad para ambas piernas y definiendo cerca del arco (“el área era su hogar”, solía decir), entrando a la carrera con sus brazos abiertos en cruz, una y otra vez.

-Mire Sala –mientras se sacaba la campera, me sacó también de estos pensamientos- tengo poco tiempo y varias cosas importantes que decirle…

-Claro, claro. Seremos concretos –me apresuré a responder mientras sacaba mi carpeta con los apuntes y las preguntas que había preparado-, podríamos empezar por su debut en “El Bohemio” de la mano de Zubeldía…

-No, no –me interrumpe con gesto amable pero firme-, suspenda eso. Sé que usted espera a Marcelo Fiszner…

-No, si… -digo con la sorpresa del arquero al que le cambian el palo en un penal- No. Lo esperaba a usted primero. Luego sí, con Fiszner tengo otra cita dentro de un rato, por otras cuestiones… Pero, ¿cómo sabía de eso? –me descubro interrogándolo de golpe sin cuidado alguno.

-No importa. Yo lo sé. Y eso es lo importante: lo que yo sé –subrayó esto último con un énfasis peculiar.

-¿Lo conoce?

-¿Que si lo conozco? Ja, si usted supiera… Más que eso. Mucho más que eso, Sala.

-Bueno, pero si me disculpa yo lo quería entrevistar a usted por su carrera deportiva: Independiente, sus 24 goles en 25 partidos en la Selección … ¡qué promedio Maestro! Todavía no ha sido superado por nadie: ni por Diego, ni por Batistuta ni por Messi…

-En realidad –ignoró mi alabanza-, antes que a Marcelo yo conocí a su padre: el “Gordo Jaime”, como lo llamaban en Villa Crespo. Hincha acérrimo de Atlanta –y volvió a la historia de Fiszner con la mirada transportada- no faltaba nunca a la cancha; y Marcelo (no lo puede recordar, por supuesto) de bebé ya estaba él también ahí festejando alguno de mis goles junto a su padre saltando en la tribuna.

-Cincuenta en tres temporadas –me lucí entusiasta con mi investigación

-El Gordo Jaime era un buen hombre –insistió-, tenía sus cosas, como muchos de aquella época: un poco cascarrabias y de a ratos dictador, pero amaba a su familia. Y con Marcelo compartió aquello que más disfrutaba: el fútbol, el boxeo y el tenis. ¡Si habrán madrugado los dos solitos para ver a Locche, Monzón y Vilas! ¡O si habrán peregrinado al viejo estadio San Martín sólo para disfrutar juntos de “Llamarada” Eresuma! Marcelo, ahora que está más grande, comprende y aprecia mejor todo aquello, creo.

-Y después de eso usted pasó a River, ¿verdad? –quise reencaminar la charla.

-Y una cosa más -volvió a desparramarme con su gambeta-: el Gordo se propuso (él, que sólo tenía la secundaria completa apenas, y venía huyendo como otros de la miseria de la guerra) que Marcelo llegara a ser el primer profesional de la familia. Y lo logró.

El Gordo Jaime y su mujer Cata

A esta altura, ya empezaba a comprender lo difícil que sería alcanzar mis objetivos originales, y también me preguntaba cómo era posible que él, “El Artillero” nada menos, tuviera tantos datos -e interés evidente- sobre la vida de otro hombre tan distinto y lejano en edad y circunstancias. De dónde surgiría su conexión con Marcelo...

-Y dígame una cosa –no aguanté-: entiendo lo de Jaime, Villa Crespo y Atlanta, pero me consta que Marcelo luego se crio en Mar del Plata. Y, por otro lado, cuando él tendría apenas unos 8 años usted ya andaba jugando en el Palmeiras… ¿cómo sabe tanto de él? ¿Es amigo de la familia?

-No.

-¿Y entonces?

-Mire –me dijo acercándose de modo confidencial y bajando la voz-, esto es muy difícil de explicar… Si no me interrumpe, lo intentaré.

-Se lo ruego, Luis… ¿Puedo llamarlo Luis?

-¿Puedo llamarlo Gabriel? –retrucó de inmediato, y no supe si era un avance espontáneo en la confianza mutua o un reproche por mi atrevimiento. Y, sin esperar respuesta, agregó:

-¿Conoce usted en el arte la figura del Doble?

-Bueno…

-Investigue. O, más bien, lea Gabriel… ¡Lea! Pero no El Gráfico o Un Caño… El deporte está bien un rato, pero nada más. Hay que leer a los clásicos: Shakespeare, Stevenson, Poe, Dostoievski, etc. Todos ellos trataron el “tema del Doble”, el Doppelgänger, como le llaman algunos.

-¿El qué?

-En el secreto orden del universo al que nosotros llamamos azar, todos estamos en relación directa y especial con personas ajenas a nosotros en el tiempo o el espacio pero que, de un modo misterioso, nos representan o continúan como si fueran una extensión o un desdoblamiento sobrenatural de nosotros mismos. Un álter ego, ¿me entiende?

Debió notar la confusión expresada en mi rostro porque ahora, luego de resoplar y mirar con impaciencia hacia ambos lados, agregó como recurso docente:

-¿Usted vio La doble vida de Verónica, de Kieslowski?

-No me acuerdo, creo que no…

-No está poniendo mucha voluntad, Sala.

-Es que…

-Se la resumo: Weronika vive en Polonia y tiene una brillante carrera como cantante, pero padece una grave dolencia cardíaca. En Francia, a más de mil kilómetros, vive Véronique, otra joven idéntica que guarda muchas similitudes vitales con ella, como su enfermedad y su gran pasión por la música. Ambas, a pesar de la distancia y de no tener aparentemente ninguna relación, son capaces de sentir que no están solas. Las decisiones de una afectan a la otra, y viceversa. Véala.

-Lo haré. Se lo prometo.

-Hágame caso. Además, actúa muy bien la chica. Y es bellísima.

La Película de Krzysztof Kieslowski

-Bueno, ahora que lo pienso, he leído a Borges. Y algo de todo esto que usted me dice se encuentra, por ejemplo, en sus relatos “El otro” y “Borges y yo”, ¿no?

-Sí y no. Borges trata el tema del desdoblamiento, pero hacia adentro. Como una forma de crisis de la personalidad del individuo. Se lo critiqué en su momento.

-¿Usted hablaba con Borges?

-El venía a verme –abrí grandes los ojos- bah, es una forma de decir. El viejo no veía nada, jeje…

-No lo puedo creer… Pensé que abominaba de los boxeadores y de…

-¡Patrañas! Le gustaba escandalizar un poco, nada más. Amaba el fútbol.

-¿Qué?

-Tengo una foto suya colgado del alambrado gritando un gol del “Rojo”…

-¿¿Cómo??– sentí en ese punto que se me aflojaban las piernas mientras saltaba en mi silla.

-¿Me va a decir, Gabriel, que usted no lo sospechaba?

-Pero, ¿cómo hacerlo? –abrí los brazos, incrédulo.

-Fácil: leyendo su Nota de este año sobre “Los Baneados”, ¿o usted pensaba que a Borges le importaba tanto el ajedrez o la naturaleza de la identidad del hombre? Eso era para disimular, para quedar bien con sus amiguitos burgueses. Lo que a él realmente le interesaba era el fútbol en general, e Independiente en particular. Su color favorito era el rojo.

-¿Y “El oro de los tigres”? –cuestioné débilmente, con tono de súplica.

-Puro verso, para distraer… Sino, fíjese también cómo se llamaba su primer libro de poemas, el que escribió teniendo 16 o 17 años (edad en que todos decimos la verdad), ¿lo sabe? –me tomé instintivamente la cabeza con ambas manos presintiendo lo que venía- ¡“Los Himnos Rojos”!, ese era su nombre, búsquelo en Google si quiere…

A esa altura me sentía desbordado. Este prócer del fútbol resultaba ser un místico que no paraba de efectuar revelaciones insólitas e increíbles. Una de dos: o era un semidiós o un terrible impostor. O todo esto era una broma macabra. Como sea, yo había perdido el hilo de la entrevista. No entendía que estaba haciendo realmente allí escuchando todo aquello. Y, para colmo, Marcelo Fiszner podía aparecer allí de un momento a otro.

Decidí entonces poner a prueba a fondo la naturaleza de las cosas que decía El Artillero con preguntas directas y buscando evidencia empírica entre lo que me parecía tanta especulación existencial.

-Resumiendo, Luis –me puse firme-: usted me está diciendo, en otras palabras, que Marcelo es su…

-Efectivamente –me interrumpió, asintiendo con su cabeza.

-Demuéstrelo.

-Si le doy algunos datos que sólo él y yo –hizo una pausa deliberada mientras sonreía- podemos conocer, ¿me creerá?

-A ver –lo desafié.

-Todo esto lo puede corroborar luego en su entrevista con él –y empezó a enumerar con velocidad asombrosa una serie de datos que tuve que apresurarme a anotar en mi libreta-:

1) Empezó a jugar al ajedrez a los 4 años con su padre

2) Luego siguió en el club que funcionaba en una galería de la calle Rivadavia, a dos cuadras del Casino de Mar del Plata

3) Amigo de esa época: Fernando Braga

4) Colegas de esa época: Mario Leskovar, Daniel Piscicelli y Alejandro Judewicz, entre otros

5) Profesor principal: Víctor Brond

6) Manual de cabecera: el Tratado General de Grau

7) Amigo de la vida: Jorge Sipaila (primer maestro de Jorge Rosito)

8) Jugadores referentes a nivel mundial: Najdorf, Fischer y Tahl. Esto que le digo es sólo referido al ajedrez. ¿Quiere que siga?

Tratado General De Ajedrez. Tomo 1 Rudimentos, de Roberto Grau.

-¿Puede? –dije asombrado, con la mandíbula inferior a medio caer.

-Sobre sus gustos personales, literatos: Bradbury, Asimov, Borges, Cortázar, Vargas Llosa, García Márquez, Fontanarrosa y Dolina, entre otros. Música: Beatles, Bee Gees, Gotan Project, Bajofondo, Piazzolla (¡no podía faltar!) y Bach, sobre todo Bach… ¿Sigo? –tragué saliva- Cine: todo el neorrealismo italiano encabezado por De Sica, Woody Allen…

-¡Basta! –exclamé- Es suficiente…

-Espere. Me faltan los plásticos: Picasso, Matisse, Kandinsky, Miró, Chagall...

-No siga, no es necesario…

-Y los actores: Brando, Pacino…

-¿Cómo hace esto? –casi me arrojo sobre su pecho, suplicante- Dígame, ¡por favor! ¿Cómo es posible?

-Ya se lo expliqué. Estamos… “especialmente relacionados”.

-Pero es imposible –traté de aferrarme a los márgenes del mundo racional que conocía.

-Mire Gabriel. Le pido que se calme y me siga un poco con las cosas que usted mismo decía hace un rato. Recapitulemos.

-Uff… -levanté ambas cejas mientras aspiraba hondo.

-El padre de Marcelo era hincha de Atlanta… ¿Dónde debuté yo?

-Allí, en el Bohemio.

-Luego pasé a River, ¿verdad?

-Sí.

-¿Y de qué cuadro es Marcelo?

-De River.

-Y luego llegué a Independiente, ¿no?

-Claro.

-¿Y dónde juega al ajedrez Marcelo hoy…?

-…

-¿Se da cuenta lo que quiero mostrarle? –Yo ya no tenía ningún resto de ánimo para responder, pero él estaba dispuesto a aplastarme con más pruebas -Marcelo es un hombre con un fuerte sentido de la ética y la solidaridad que vivió en Mar del Plata y luego de viajar bastante y exitosamente por trabajo se estableció en Brasil, igual que yo –siguió implacable-; le preocupa la juventud: por eso brinda parte de su tiempo en clases voluntarias de ajedrez, inglés y matemáticas a chicos de clase baja, incluso de las favelas de la zona, como yo intenté en Moreno con mi escuelita; y si mira con atención mi promedio de gol y lo compara con su rendimiento actual en Independiente verá que…

(Ya no lo estaba escuchando. Para entonces ese hombre no era un semidiós: era el mismísimo Creador de todo un universo, uno nuevo y totalmente insospechado para mí. Lo miraba con ojos conmovidos. Estaba ante un milagro. ¡Un verdadero milagro!)

-¡… EL VERDADERO ARTILLERO ES ÉL! –anunció concluyente, como un último y necesario desahogo. Y calló. Pasaron varios, incontables, minutos. Entonces recuperé de forma tardía el sonido de su voz clara que volvía, y se hizo en mi mente una extraña pausa llena de armonía. Y, finalmente, entendí todo.

Lo que siguió está borroso en mi memoria. Hablamos del único penal que pateó en Independiente. Me dijo algo sobre Joseph Zamudio y Danielito Elinger, las diversas cosas que los unía. Se puso de pie repentinamente, tomó su campera y me lanzó su último disparo a quemarropa:

-Borges tenía una frase: “A la realidad le gustan…, le gustan…” –simuló un olvido.

-“A la realidad le gustan las simetrías y los leves anacronismos” –respondí simulando también no darme cuenta de su impostura.

-Y mire cómo será esto así, que… recuérdemelo Gabriel: ¿de dónde viene usted ahora?

-De Mendoza.

-Yo nací ahí –me dijo fulminante, mientras me daba fuerte su mano y giraba como un rayo para irse…

Al rato, cuando entró Marcelo al bar, yo estaba de nuevo junto a Zamudio y el Dr. Elinger, mirando sin ver el tablero que todavía los mantenía absortos a ellos, y escuchando sus comentarios (efectuados como si yo no estuviera allí):

-Si Gabriel no dice nada, es que estuvo tomando un café con un hincha de “la contra”, jajá… –dijo Joseph.

-Para mí que estuvo con un ángel… ¡si está pálido y todavía no puede reaccionar! –repuso Danielito, también jocoso.

Ambos tenían razón.

Aturdido, traté de explicarle a Fiszner que la Nota se postergaba un tiempo. Que, mientras tanto, me pasara algunas fotos suyas y una partida comentada por él. Que tuviera paciencia…

Para hacerle justicia, abajo transcribo todo casi tal cual él me lo envió. Quizás cuando lea esto se entere (y pueda comprender) por qué no pude hacer lo suyo como hubiera querido. En definitiva, tal vez todo sea como dijo alguna vez un amigo en común: “La gente quiere una vida ficticia y los personajes ficticios una vida real.” (W. Allen, La rosa púrpura del Cairo).

“Jugué un muy buen torneo. Hice 4,5 en 9 rondas. Tuve una grilla complicada y me comieron todas las piezas Aldo Seidler (que terminó Campeón), Iván Morovic (el GM chileno) y el MI Jaime Emma. Empaté con Pizá, le gané a Scarfó. En fin, jugué un lindo torneo, aunque la estructura de peones que se ve en esta foto no parece tan saludable.”

(Marcelo Fiszner)

“Nota del Diario El Atlántico de 1978. Aquí hay un simpático comentario acerca de mi vuelta a Mar del Plata. En 1974 gané el torneo de 4ta categoría y luego fui subiendo hasta llegar a 1ra allí. En el ‘76 y ‘77 por el trabajo de mi viejo anduve por Buenos Aires y jugué principalmente en el Club Argentino.”

(Marcelo Fiszner)

Entre 1992 y 1995 viví en Midland, Michigan, un simpático pueblito de 30.000 habitantes donde nació mi primera hija y donde estuvimos por razones laborales. El ajedrez de Michigan era bastante fuerte. El del pueblito no, a pesar de que había un maestro, Tom Ward, al que tuve la suerte de derrotar para salir campeón local en 1992. Jugando en USA llegué a tener 2121 de ELO FIDE.”

(Marcelo Fiszner)

“Me gusta la partida que sigue (traté de comentarla lo mejor que pude) por ser tal vez mi primer triunfo importante con CAI, frente a Boca (soy “gallina”, jeje), un rival que parecía traérselas. Jugando una Najdorf, una de mis favoritas y, desafiando el bajo puntaje que me dio chess.com. ¡A mí me gustó!” (Marcelo Fiszner).

“provenher" (2001) - "fiszner" (1987)

GFL 2021 R6 - Boca Juniors vs Independiente

Defensa Siciliana. Variante Najdorf [B90]

Correspondence Chess 10-04-21 to 12-06-21

1. e4 c5 2. Cf3 d6 3. d4 cxd4 4. Cxd4 Cf6 5. Cc3 a6

“Me gusta jugar la Siciliana, y en particular la variante Najdorf. Me gusta su ida y vuelta dinámico, tanto con blancas como con negras” (MF).

6. Ae3 e5

“Entrando en el ataque Byrne. 6... e5 es la línea que más genera tensión” (MF)

7. Cb3 Ae6 8. f3 Ae7 9. Dd2 O-O 10. O-O-O

“Llegando a la posición crítica del Byrne. El blanco trabaja la columna d y el negro la c. La partida entra en su fase más aguda” (MF).

10... a5

“Se puede jugar 10… Cbd7, pero preferí tener alternativas para la salida del caballo al tiempo que empiezo a escalar el ataque” (MF).

11. a4 Cc6

“Ahora sí. Después de 11. a4, me gusta más sacar el caballo por c6 y empezar la escalada por el flanco dama” (MF).

12. g4 Cb4

“El caballo en b4 defiende la casilla crítica d5, presiona c2 y también mira a2. Aumenta la tensión” (MF).

13. g5 Ch5

“13... Ch5 parece una jugada extraña. Sin embargo, me gusta más que la pasiva 11... Cd7. El caballo en h5 controla la escalada blanca por f4. Claro que el caballo queda en una situación incómoda y tendrá que gastar tiempos si quiere volver a jugar, a menos que se cambie en f4” (MF).

14. Rb1 Tc8

“El blanco tiene que jugar con mucho cuidado porque el contraataque negro por b y c es peligroso. La columna c abierta y los potenciales sacrificios en b2 y c3 requieren atención” (MF).

15. Tg1 Dc7 16. Df2 Ad8

“No se puede permitir la entrada en b6” (MF).

17. f4 Cxf4 18. Axf4 exf4 19. Dxf4

“El caballo negro cumplió su misión, y ahora la posición está más tensa que nunca” (MF)

19... Db6

“Esta jugada mira la torre en g1 y al caballo de b3, sólo sostenido por c2.” (MF)

20. Ab5

“Esta jugada previene todas las amenazas negras, y ahora el peón negro de d6 precisa ser defendido de algún modo” (MF)

20... d5 21. Cd4 Ac7

“Esta jugada me parecía importante para reposicionar el alfil que ya cumplió su rol protegiendo b6 y a5. No me gustaba 21... dxe4 que le iba a dar mucha actividad a sus caballos” (MF).

22. e5

“Posiblemente la mejor alternativa, pero ahora el blanco cierra más el centro y las chances del negro crecen” (MF).

22... Cc6!

“Esta es para mí la jugada clave de la partida. Las piezas blancas están desconectadas y esta jugada pone esa desconexión en perspectiva. El peón de e5 va a sufrir y si cae, el blanco pierde” (MF).

23. Cxe6?

“Considero esto un error. El caballo blanco era muy sólido y esta jugada además refuerza el centro negro. 23. Axc6 era mejor. Ahora el negro pasa a controlar el juego, además de ganar un peón crítico” (MF).

23. Tge1 fortaleciendo el centro también parece lógica.

23... fxe6 24. Dg4 Cxe5

“Con peón de más y estructura del centro controlada, el negro tiene una partida muy sólida y está definitivamente mejor, en material y posición. Ahora hay que administrar la ventaja” (MF).

25. De2?

“Otro error importante que deja al negro entrar en la séptima fila con ganancia de tiempo. Había que jugar 25. Dh3 manteniendo la mirada sobre la torre de c8 y en el aire el recurso de Cxd5” (MF)

25... Tf2 26. Dh5 Cf3

“Para ir cerrando la partida. Amenaza h2 y d2. Comienzan a aparecer también redes de captura de la dama” (MF).

Merecía consideración también ya mismo 26… Tcf8.

27. g6 h6 28. Th1 Tf8

“Ya no queda mucho por hacer. La posición del blanco es desesperada. La dama está sitiada y las debilidades se multiplican” (MF).

29. Ad3?!

“29. Cxd5 exd5 30. Dxd5+ podría haber ofrecido algún tipo de contrajuego. La jugada hecha contribuye a seguir estorbando la coordinación de las piezas” (MF)

29... Tf4

“A la caza de la dama blanca y anunciando también la invasión de la columna b” (MF).

30. h4 Ae5 31. Cb5

“Cerrando la columna b pero todas las debilidades blancas ya están expuestas. Ahora resta sólo rematar” (MF).

31... Txa4 32. Thf1 Txh4

“La dama está capturada y la lucha virtualmente decidida” (MF)

33. Dxf3 Txf3 34. Txf3 Tf4 35. Te3??

“La colgada final” (MF)

“El cerebro es un órgano maravilloso: empieza a funcionar cuando te levantas y no deja de hacerlo hasta que [te sientas frente a un tablero de ajedrez].” (Robert Frost).

35... Dxe3 0-1

Epílogo

“Un periodista estadounidense me contó una historia hermosa. Había leído una novela de Cortázar en la que el personaje principal tenía el mismo nombre y apellido que él, y vivía exactamente la misma vida que el periodista. Este hombre no sabía si era casual. Le escribió a Cortázar y le contó que había leído el libro y que de repente se había dado cuenta de que estaba leyendo un libro sobre sí mismo. Le dijo que realmente existía, y Cortázar le contestó una carta hermosa. Le decía que era sumamente bello que algo así hubiera ocurrido. Cortázar no conocía al periodista. Nunca lo había visto. Nunca había oído hablar de él. Y se alegraba de haber inventado un personaje que realmente existía...” (Krzysztof Kieslowski, acerca de su film La doble vida de Verónica).

Solución del Problema N° 8

Blancas: Ca8, Cc6, Rd1, Af4, Ah5 (5)

Negras: b2, Rb7, g2 (3)

Luego de haber analizado el Mate de alfil y caballo en la Nota 8, no está nada mal disfrutar del extraordinario Estudio publicado en 1969 por Vladimir Bron (no estamos todavía en condiciones de establecer su relación con Víctor Brond, el profesor de Marcelo Fiszner, pero a la luz de la Nota precedente ninguna cosa nos sorprendería ya…) que tiene por protagonistas nada menos que a 2 alfiles y 2 caballos (!).

Vladimir Bron

El profesor ucraniano Bron nos propone un duelo realmente insólito: las cuatro piezas menores blancas contra apenas dos peones del enemigo. El desequilibrio material es disparatado, pero la situación podría dar un vuelco en cualquier momento, ya que ambos peones están en séptima y sin oposición para coronar. Más aún, promocionan con Jaque, y si una dama recién nacida captura alguna pieza con un ataque doble, lo que no resulta muy descabellado, y a eso le añadimos que el rey tiene a tiro a ambos caballos, el negro podría hasta ganar (recordemos que la dama se impone generalmente a alfil y caballo o dos alfiles). Así las cosas, las blancas no parecen tener mejor plan que el siguiente: llevar su alfil de f4 a e3 con jaque, neutralizando al peón de g, y mover su rey a c2 inmediatamente después, parando al otro peón. El problema, claro, es que el rey negro no va a ser tan tonto como para pisar la diagonal g1-a7.

1. Ca5+! [Funcione o no funcione el plan, no hay otra que empezar a dar jaques a ver si pasa algo. Cuidado porque tras la errada 1. Cd8? el "algo" que pasa no es muy deseable: 1...Rc8 2. Cb6+ Rxd8 3. Ag5+ Rc7 4. Af4+ Rb7! (4... Rxb6? 5. Ae3+ y 6. Rc2 es lo que ansía el blanco) 5. Af3+ Ra7 6. Cc8+ Ra6 7. Ae2+ Ra5 8. Ad2+ Ra4 y ahora hay que resignarse a 9. Rc2 g1=D 10. Rxb2, a lo que el negro contesta con 10... Dd4+ 11. Rc2 (11. Ac3 Df2) 11... Dc5+, ganando una pieza con ventaja decisiva] 1... Ra6! [Evitando el pecado de la gula: 1... Rxa8? 2. Af3+ Ra7 3. Ae3+ Ra6 4. Rc2. Incluso peor sería 1... Rc8 2. Cb6+ Rd8 3. Cc6# y de repente ha aparecido un mate ideal en el tablero] 2. Cc7+ [2. Ae2+? es insuficiente en vista de 2... Rxa5 3. Ad2+ Ra4 4. Rc2 g1=D 5. Rxb2 Dd4+ 6. Rc2 De4+, y a continuación se captura en a8 o e2] 2... Rxa5 3. Ad2+ Ra4 [La diagonal g1-a7 es tabú: 3... Rb6 4. Ae3+] 4. Ae8+ Rb3 [4... Ra3 permitiría al caballo entrar en juego, 5. Cb5+ Rb3 6. Af7+ Ra4 7. Cc3+ Ra3 8. Ae3, y el blanco ha encontrado una nueva forma de contener a los peones] 5. Af7+ Ra4 [Se diría que estamos en el callejón sin salida de las Tablas por repetición, 6. Ae8+ Rb3 7. Af7+ Ra4 ¿Puede el blanco aspirar a más?] 6. Rc2! [Sí, aunque a condición de jugar con el fuego de que el negro corone] 6… b1=D+ [La directa 6...g1=D permite un Mate en dos, 7. Ab3+ Ra3 8. Cb5#] 7. Rxb1 g1=D+ 8. Ra2 [Y ahora, con todas las piezas blancas diseminadas por ahí, es cuando debería venir el jaque doble con la dama. La primera sorpresa es: no existe tal jaque, la segunda, y todavía más desagradable, es que las piezas blancas, lejos de estar "diseminadas por ahí", en realidad se coordinan de forma magnífica, hasta el punto de que se amenaza Mate en la siguiente o bien con Ab3# o con Ae8#. La única casilla desde donde se pueden parar ambos mates es e3, pero está defendida por el alfil de d2. El negro parece irremisiblemente perdido, pero en este punto empiezan a ocurrir cosas más increíbles todavía:] 8... Dg8!! [Especulando con que 9. Axg8?? sería Ahogado, con que 9. Ab3+? se contesta simplemente con 9... Dxb3+, y con que el Jaque en e8 es imposible porque el alfil está clavado (!) Y de postre, la dama pretende comerse al alfil...] 9. Ad5!! [Para su suerte las blancas disponen de este recurso. Ahora 9... Dxd5+ 10. Cxd5 nos conduce al famoso final de alfil, caballo y rey contra rey que tan bien hemos aprendido a rematar. Observemos que 9. Ae6? no sería lo mismo porque 9... Df7!! ataca el caballo y desactiva el cerco en torno al rey negro] 9... Df7 [Ahora bien, ¿por qué esto, que antes valía, aquí es inservible? Por la fabulosa:] 10. Ce6!! [Deshaciendo la clavada y planteando una nueva amenaza de Mate: 11. Ac6#] 10... Rb5 [Si 10... Dd7 sigue 11. Cc5+, y si 10... De8 entonces se aplica 11. Ab3+ Rb5 12. Cc7+. ¡Tremendo!] 11. Cd4+!

Ahora sí acaba, porque, aunque 11... Ra4 aún mantiene viva la llamita del Ahogado [en caso de 12. Axf7?] 12. Ab3+ es posible porque el caballo defiende b3: 12... Dxb3+ 13. Cxb3 y de nuevo estamos ante el Mate de la Nota 8. El resto lo dejamos como ejercicio.

Fuente: http://www.musicayajedrezdediez.com/2015/12/bron/

Problema N° 9

Juegan las blancas

La solución se dará en la próxima entrega

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