Jose Raul Capablanca
Biografía
José Raúl Capablanca fue un Gran Maestro de origen cubano y el tercer Campeón del Mundo de ajedrez (1921-1927). Es ampliamente reconocido como uno de los mejores jugadores de todos los tiempos. Uno de los hitos más destacados de su carrera es que no perdió ni una sola partida oficial en un período de 8 años, entre 1916 y 1924, obteniendo un total de 40 victorias y 23 tablas. Se trata sin duda de un logro sin precedentes en la historia de nuestro juego.
- Estilo
- Primeros años y ascenso a la élite
- Torneos internacionales y aspirante a la corona
- Años de guerra
- Encuentro por el Campeonato del Mundo contra Lasker
- Encuentro por el Campeonato del Mundo contra Alekhine
- Vida después de perder el título
- Legado
Estilo
El estilo de Capablanca destaca sobre todo por habilidad posicional, su visión táctica y su comprensión de finales. Además, jugaba bastante rápido y era capaz de adivinar la mejor jugada echando un simple vistazo a una posición determinada - casi como si fuese una computadora. Su técnica de finales era tan depurada que se ganó el apodo de “la máquina humana”. La siguiente partida es un ejemplo clásico de su fantástica destreza en los finales de partida:
Primeros años y ascenso a la élite
Capablanca aprendió a jugar al ajedrez a los 4 años de edad. Con 8, comenzó a jugar en el Club de Ajedrez de La Habana. A los 13, estuvo a punto de derrotar en un match al entonces campeón de Cuba, Juan Corzo. Su progreso continuó durante los primeros años del S.XX, hasta que en 1905 se trasladó a Nueva York para estudiar en la Universidad de Columbia.
Ya en Nueva York, Capablanca se unió al Manhattan Chess Club y comenzó a hacerse su propio nombre en el mundo del ajedrez. En 1906 se adjudicó un torneo de partidas rápidas, superando al Campeón del Mundo de entonces, Emanuel Lasker. Eventualmente, decidió abandonar sus estudios en la Universidad de Columbia para centrarse en su carrera ajedrecística. Capablanca continuó cosechando éxitos en los años venideros, viajando con frecuencia por Estados Unidos para dar exhibiciones de simultáneas. Sus resultados en dichas exhibiciones fueron tales que se ganó el derecho a disputar un duelo contra el Campeón de EE.UU., Frank Marshall, en 1909. Capablanca se impuso en ese encuentro de manera convincente.
Torneos internacionales y aspirante a la corona
En 1911, Capablanca fue invitado a participar en su primer gran torneo internacional, disputado en San Sebastián, España. Ganó el evento para sorpresa de todos, finalizando por delante de los mejores jugadores del mundo del momento, como Nimzowitsch, Rubinstein, Marshall, Bernstein, Vidmar y Tarrasch (con la única excepción de Lasker). Este triunfo le dio el crédito necesario en el panorama internacional para desafiar al entonces Campeón del Mundo Lasker. Por desgracia, las negociaciones entre Lasker y Capablanca no llegaron a buen puerto, de manera que el encuentro no pudo disputarse en esa ocasión. A pesar de ello, el prodigio cubano continuó con su vertiginoso ascenso hacia lo más alto, ganando múltiples eventos importantes entre 1911 y 1914.
Ya en 1914, Capablanca tomó parte en el mítico torneo de San Petersburgo, donde tuvo la oportunidad de enfrentarse a los jugadores que dominaban la escena internacional en ese momento. Su comienzo fue fulgurante, colocándose como líder en solitario e imponiéndose con claridad en la primera fase. Sin embargo, no logró mantener el ritmo en las últimas rondas y acabó ocupando la segunda posición (0,5 puntos por detrás de Lasker, pero con 3 de ventaja sobre el tercer clasificado, Alexander Alekhine). En opinión de Nimzowitsch, el hecho de que Capablanca se tambalease en los compases finales se debió a que no estaba acostumbrado a perder, ¡pues casi siempre ganaba! Llama la atención que, durante el torneo de San Petersburgo, jugaba partidas contra otros participantes en las que les daba tiempo de ventaja, con 5 minutos contra 1 ¡y aún así los derrotaba!
Años de guerra
Por desgracia para la historia de nuestro juego, la Primera Guerra Mundial estalló tras la conclusión del torneo de San Petersburgo. Eso supuso la ausencia de eventos internacionales durante un período de casi 5 años. A pesar de ello, Capablanca siguió ganando torneos en Nueva York entre 1914 y 1918, derrotando además a Borislav Kostic en un match. Aunque el ganador del encuentro debía ser el primero en lograr 6 victorias, Kostic decidió abandonar tras perder las cuatro primeras partidas. El siguiente es el cuarto duelo del match, en el que el jugador cubano hace gala de su exquisita técnica de finales:
El primer torneo internacional que se celebró una vez concluida la Primera Guerra Mundial fue el Hastings, en 1919. Capablanca se impuso con facilidad, obteniendo un resultado espectacular con 10,5 puntos sobre 11 posibles. No sería hasta comienzos de 1920 cuando Capablanca y Lasker se pusieron de acuerdo para disputar un encuentro por el título mundial, el cual se celebraría al año siguiente. De manera que, finalmente, el joven talento cubano tendría la oportunidad de pelear por la corona.
Encuentro por el Campeonato del Mundo contra Lasker
El duelo Capablanca-Lasker se jugó en 1921 en La Habana, Cuba. El campeón sería el primero que llegara a 6 triunfos. No obstante, Lasker se retiró al término de la 14ª partida, después de haber perdido cuatro duelos y empatado diez. Capablanca se convertía de esta forma en el primer Campeón del Mundo de la historia en obtener el galardón sin perder ni una sola partida en todo el encuentro. Un hito que solo ha sido igualado posteriormente en tres ocasiones - por Kramnik en el año 2000 y por Carlsen en 2013 y 2018. A continuación ofrecemos una de las partidas más memorables del match de 1921:
Capablanca estuvo muy activo tras la conquista del título mundial. Ganó el torneo de Londres de 1922, superando a Alekhine, Vidmar o Rubinstein entre otros. En 1924, sufrió su primera derrota en un evento oficial en un período de 8 años, en el torneo de Nueva York, donde terminó en segunda posición por detrás de Lasker. Aunque fueron varios los jugadores que intentaron retar al campeón cubano en un duelo por la corona, solo Alexander Alekhine pudo reunir los fondos necesarios. La fecha fijada para el encuentro por el Campeonato del Mundo entre Capablanca y Alekhine fue septiembre de 1927. Antes de eso, el jugador cubano volvería a imponerse con autoridad en el torneo de Nueva York de ese mismo año, con 2,5 puntos de ventaja sobre el segundo clasificado y futuro rival Alekhine.
Encuentro por el Campeonato del Mundo contra Alekhine
Antes del match de 1927, la opinión general en el mundo del ajedrez era que Alekhine tenía pocas opciones de derrotar a Capablanca. Y es que el jugador de origen ruso nunca había sido capaz de ganarle en partida oficial, mientras que el cubano acababa de lograr un triunfo sin paliativos en el torneo de Nueva York de ese mismo año. No obstante, para sorpresa de todos, incluido el propio Alekhine, la victoria cayó de su lado. Es de destacar que, por aquél entonces, el jugador ruso no se consideraba superior a Capablanca de ninguna de las maneras.
Vida después de perder el título
Tras perder la corona, Capablanca trató de llegar a un acuerdo con Alekhine para organizar un match revancha (algo que el propio campeón ruso ofreció, manteniendo las mismas condiciones que en el encuentro de 1927). En varias ocasiones entre finales de la década de 1920 y comienzos de 1930, pareció que las negociaciones estaban cerca de fructificar, sin embargo el nuevo enfrentamiento nunca llegó a producirse (principalmente debido a las dificultades para reunir los fondos necesarios durante la Gran Depresión en Estados Unidos). A causa de los numerosos intentos fallidos de organizar un match revancha, la relación entre estos dos titanes del tablero comenzó a deteriorarse. Rara vez se les veía participando en el mismo torneo, hasta que finalmente llegaron incluso a evitarse por completo.
Capablanca siguió jugando al más alto nivel entre 1927 y 1931. Ganó una gran cantidad de torneos e incluso derrotó al futuro Campeón del Mundo Max Euwe en un encuentro en 1931, pero justo ese mismo año decidió alejarse de los tableros por un tiempo. Regresó a la competición en el torneo de Hastings de 1934-1935, donde ocupó el 4º lugar (superando a Mikhail Botvinnik y a otra fuerte oposición). Sus resultados siguieron siendo buenos, imponiéndose en el torneo de Nottingham de 1936 (en el que compartió el primer puesto con Botvinnik). Además, en 1938 se adjudicó un torneo en París y representó a Cuba en la 8ª Olimpiada de ajedrez, en la que recibió la medalla de oro por su actuación en el primer tablero. Precisamente en ese momento, Capablanca hizo un último intento de organizar un match revancha con Alekhine, pero el Gran Maestro ruso declinó la oferta.
Legado
Capablanca continuó jugando al ajedrez hasta su prematura muerte en 1942, la cual se produjo debido a una hemorragia cerebral cuando se encontraba en el Manhattan Chess Club. Su legado es inconmensurable. En opinión de otro excampeón mundial, Boris Spassky, se trata simplemente del mejor ajedrecista de todos los tiempos. Además, otra eminencia como Mikhail Botvinnik declaró en una ocasión que el libro de Capablanca, Fundamentos del ajedrez, es el mejor que se ha escrito nunca.
Capablanca tuvo una influencia muy marcada en campeones posteriores a él, entre ellos Bobby Fischer, Anatoly Karpov y Vladimir Kramnik. Su exquisita técnica de finales ha servido de fuente de inspiración para la creación de una gran variedad de libros, artículos, y vídeos de ajedrez. La leyenda cubana es generalmente aceptada como uno de los 5 mejores jugadores de la historia y sigue sirviendo de ejemplo para jugadores de todos los niveles y nacionalidades. Tal vez su viejo rival, el excampeón mundial Emanuel Lasker, resumió su legado de la mejor forma posible: "He conocido a muchos ajedrecistas, pero solo a un genio: Capablanca".