Leí tu río sin cruzarlo, pero mojé mis dedos en su borde. Hay vuelos que no despegan por saberse demasiado ciertos, y vinos que no embriagan por respeto a la sombra que los guarda. La luna, esa cómplice nuestra, sigue colgada donde la dejamos, haciendo que duela lo evidente.
No culpes al jazmín si enloquece, hay aromas que no nacen para el día. Yo sigo aquí, donde el viento a veces trae tu nombre sin decirlo. Y si el reloj se distrae, si la brújula olvida su oficio… quién sabe lo que pueda pasar mañana.
Lamento no haber sabido cruzar los ríos
que llegaban a vos de amanecida
rompiendo alas contra el viento
construyendo olvidos
que abren vinos vinos
y mueren al nacer, porque , como te dije
"ante la luna es inútil estar ciego"
jazmín enloquecido hasta siempre.
FIN THE END